Epílogo

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—Por fin —dijo Hinata con una sonrisa cuando Hanabi puso a la bebe en sus brazos.

Habían pasado dos semanas desde que ella y Boruto habían sido rescatados de la casa de Karin. Desde el alboroto Naruto había pasado todo el tiempo sobre ella como una mamá gallina, la alimentaba bolsa tras bolsa de sangre y mimaba aún después de que había sanado. 

También había pasado ese tiempo hablándole más sobre la época en que se conocieron, con la esperanza de traer de vuelta sus recuerdos que estaban olvidados.

No había funcionado hasta ahora. Hinata temía que nunca pudiera recordar, pero tenía a su compañero y a su hijo, junto con sus otros hijos y el resto de su familia, era suficiente.

Neji, Luc, Bastien, y Shikadai se habían quedado en casa de Naruto en Escocia durante un par de días mientras esperan que el Consejo Europeo juzgara a Karin. Una vez que se había anunciado que sería ejecutada y se puso por escrito, habían regresado a Konoha para recoger a sus compañeras y regresaron a Canadá. 

Hinata había hablado con todos por teléfono desde entonces, pero sólo había regresado a casa a Canadá la noche anterior, volando con Naruto, Boruto, Dante, Ren, y Sasuke.

Bastien y su compañera, se habían reunido en el aeropuerto y los llevaron a su casa, pero todos los habían dejado solos anoche para que pudieran recuperarse del viaje. Esta noche, sin embargo, su familia se había congregado en su casa, una reunión familiar para presentar a las dos familias. 

Incluso Enko, Shikadai, y Shino habían volado para la ocasión, y una ocasión muy especial, esta era la primera vez que veía a su hermosa nieta.

—Dejamos que el tío Neji le diera su nombre, — anunció Hanabi cuando Hinata corrió suavemente un dedo por la mejilla suave del bebé. — Su nombre es Hanna.

Hinata despegó los ojos de la hermosa bebé y miró con preocupación hacia Konohamaru el marido de Hanabi. Los dos hombres no habían tenido un gran comienzo y ella se sorprendió de que hubiera permitido que Neji le diera el nombre.

—Neji y yo hemos trabajado en las cosas, — aseguró Konohamaru con una sonrisa. — Al igual que el resto de los hombres Hyūga, él en realidad no es tan malo una vez llegas a conocerle.

Hinata sonrió, su mirada se deslizó a través del cuarto donde Boruto, sus primos, y la mayoría del clan Hyūga estaban sentados, hablando. Boruto había pasado mucho tiempo con sus medios hermanos, y su tío Neji, durante las dos noches que se habían quedado en Escocia, y todos parecían muy relajados y cómodos alrededor de los otros. En verdad no había esperado menos.

Un gorgoteo de risa atrajo la mirada de nuevo a su dulce nieta, Hinata sonrió y le susurró:— Querida Hanna, eres perfecta.

— Sí, lo es. — Neji estuvo de acuerdo, apareciendo junto a ella. Miró por encima del hombro de Hinata ofreciéndole a la niña un dedo y la pequeña Hanna lo tomó encerrándolo en su pequeño puño e intentando llevárselo a la boca. —Y pronto tendrá un compañero de juegos.

Hinata abrió los ojos con ese anuncio. 

— ¿Un compañero de juegos?

Él sonrió y señaló a su esposa para que pudiera verla cuando él nuevamente anunció:— Estamos embarazados.

— ¿Sí? —Preguntó Hinata con sorpresa y luego sonrió a la pareja, notando que Neji parecía verdaderamente feliz. Realmente las cosas estaban siendo positivas para Neji Hyūga, sonrió. — Estoy muy feliz por ti.

— Gracias, — dijo solemnemente, a continuación, reclamó su dedo de la mano de Hanna para poner su mano sobre su hombro, se aclaró la garganta, y dijo en voz baja:—Hinata, quiero que sepas que no tenía ni idea de lo que estaba pasando en aquel entonces. Creía que Claude estaba muerto. Ni siquiera se puso en contacto conmigo durante esos años y nunca me explicó su ausencia. Fue una manzana de la discordia entre nosotros durante siglos.

Amor InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora