Capítulo 6

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𝑯𝑨𝑹𝑹𝒀 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹.

Me encontraba caminando por los pasillos de Hogwarts, había escapado de Ron y Hermione, la verdad necesitaba tiempo. Había pasado un mes desde lo sucedido con Malfoy, no había señales de él, parecía que la tierra se lo había tragado. Traté de investigar sobre él, pero no había señal de él. Me sentía fastidiado por eso, llegué al extremo de mandarle una carta, pero nada. Cada que podía le preguntaba a Pansy Parkinson, pero la chica decía que nadie sabía nada de él, que parecía que su madre había empeorado de salud. Quería hablar con alguien sobre lo sucedido, pero dudaba que alguien tomara la noticia bien. No podía llegar y decirle a sus amigos que había tenido relaciones sexuales con su enemigo, todo era una mierda.

- Joder. - susurré.

No entendía por qué me lo complicaba tanto. Lo que pasó entre Malfoy y yo no significa nada.

- Harry. - escuche.

Volteó y miró a Ginny, que caminaba hacia mí con calma.

- Ginny. - salude.

- ¿Pasa algo, Harry?. - preguntó.

- No, nada. - susurré.

- Harry, te conozco. Algo pasa contigo. Presiento que Malfoy tiene algo que ver. - dijo Ginny.

La miré unos segundos, suspiré.

- No es eso... es solo que... Merlín. - susurré.

- ¿Pasó algo entre ustedes, cierto?. - preguntó Ginny.

- No. - dije rápidamente.

- Harry, entonces, ¿por qué cuando entramos al gran comedor lo primero que haces es mirar la mesa de las Serpientes o preguntarle a la chica Slytherin por Malfoy?. - dijo Ginny.

- Es algo complicado, Ginny. - susurré.

- Si necesitas algo, aquí estoy, Harry. - dijo Ginny con ánimo.

- Gracias, Ginny. - susurré.

- Me voy, quedé de verme con Dean. - dijo Ginny.

- Nos vemos luego. - dije.

Ginny siguió su camino. Decidí olvidarme un momento de Malfoy y caminé hacia la sala común. Olvidaría el tema de Malfoy.

Al entrar lo primero que mire fue a mione estudiando.

- ¿Harry, donde estabas?. ‐ preguntó mione.

- Estaba tomando un poco de aire. - susurré.

- Creo que no es seguro que estés por los pasillos tu solo. - Dijo.

- Lo sé. - susurré.

- Mañana habrá reunión, el profesor Dumbledore quiere comunicarnos sobre una nueva información. - Dijo.

- ¿Sabes sobre algo?. - pregunté.

- No nada, pero creo que es algo importante y tiene que ver con Voldemort. - susurró.

- Bien, estaremos alertas. - dije.

- Bien, ¿ya hiciste la tarea?. - preguntó.

Suspiré fastidiado, estaba un poco atrasado con las tareas, todo por estar distraído y estar pensando en... Malfoy.

- Aún no. - susurré.

- Entonces, ¿que esperas, Harry?. - pregunto.

- Ya voy. - susurré resignado.

- Bien. - Dijo.

Subí a la habitación por mis cosas, luego baje, busque un lugar desocupado y trate de concentrarme un poco, tenía que estudiar poción, no quería agregar más preocupación a mi cerebro.

𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐦𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲.

Me encontraba acostado en la dura cama de piedra. Había pasado un mes desde aquel día. Cada día me sentía peor, entre los ascos y los mareos. Sentía que me volvía loco entre estas cuatro paredes. Solo había visto a Lucius dos veces. Los elfos se encargaban de alimentarme. No dormía bien, no comía bien. El frío de las mazmorras era horrible. Solo me acompañaban unos pantalones y un suéter. Solo había oscuridad, silencio y humedad.

Miré la puerta de la mazmorra. Había tratado de buscar la manera de escapar, pero no había salida. Sentía mi magia débil. El ser inocente que crecía dentro de mí estaba tomando demasiada de mi magia. Si el niño lograba crecer, sería un gran mago.

Tenía que encontrar la manera de salir de aquí. Mi tía Bellatrix a veces solía visitarme. Le encantaba encontrar maneras de lastimarme, pero sin lastimar al bastardo de Potter, como ella lo llamaba. Eso hacía que mi magia se enfocara más en proteger a la pequeña criatura que crecía dentro de mí.

Solía no pensar en ello. Sentía el nudo en mi garganta al pensar que en mi vientre crecía una vida, que sería papá, que el bebé era mío. Mi cerebro aún no lo analizaba. A veces solía acariciar mi vientre inconscientemente. Me sentía tan confundido y asustado. ¿Qué sería de mí? ¿Cómo podía seguir viviendo después de esto? ¿Cómo pretendía mi padre que olvidara esto? ¿Por qué me hacía esto? Se suponía que soy su hijo y él debería cuidar de mí.

Limpie las lágrimas que salían sin parar. Me sentía tan vulnerable y indefenso. Sabía que era culpa del embarazo. Me hice una bolita en la cama. Esperaba que todo esto terminara pronto. Cerré mis ojos. Solo quería dormir. Quería que mi mente estuviera en blanco. No pensar en mi padre, en Potter, en el bebé que crecía dentro de mí. Cada día me sentía más frágil. Decidí dormir. Tal vez esta vez no soñaría con la sonrisa siniestra de mi padre o a Potter odiándome por esto. Tal vez mañana sería un mejor día.

Imperius.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora