Padre soltero de kanroji_rinka

Capítulo 28 : La saudade de papá (1)

Fushiguro Toji tuvo que admitir que no estaba acostumbrado a volver a casa sin ver la silueta de Megumi.

Tsumiki seguía siendo aquella niña obediente y alegre. Era vivaz y lo cuidaba como si fuera su hija biológica. Toji no podía entender por qué la niña estaba tan apegada a él. Le gustaba tener una hija, pero ¿qué había que admirar en un padre como él?

Incluso Megumi no se había molestado en volver a casa últimamente.

Desde que decidió confiarle a Gojo la responsabilidad total de enseñarle, Megumi había estado yendo activamente al dojo de Jujutsu High o a la casa de Gojo todos los fines de semana o cualquier día que no tuviera clases. Ambos lugares lo recibieron con agrado. Toji escuchó que los sirvientes de la casa de Gojo estaban tan familiarizados con el chico que incluso lo llamaban "joven maestro". Al mirarlo, uno podría incluso pensar que pertenecía a la familia Gojo. Sin embargo, si eso fuera todo, no le molestaría. Esto era lo mejor que Megumi podía recibir. Desarrollar la fuerza física y practicar la técnica eran muy beneficiosos para el chico, especialmente porque convertirse en hechicero era una certeza. Lo que hacía que este anciano viudo se sintiera triste era la ausencia de Megumi incluso durante los días de semana.

Por ejemplo, hoy. Toji estaba seguro de que sus dos hijos volverían a casa para la cena, así que compró tres raciones de comida para llevar como de costumbre. Pero cuando llegó a casa, solo Tsumiki estaba sentada allí haciendo la tarea de matemáticas. La niña estaba obsesionada con las matemáticas. Toji, desconcertado, preguntó dónde estaba Megumi y ella inclinó la cabeza inocentemente y respondió:

—Papá, fue a entrenar con Satoru. Te lo mencioné esta mañana, ¿recuerdas?

¿Lo hizo?

Toji se quedó allí aturdido por un momento antes de recuperar la compostura. Continuó preguntando:

"¿Practicar? Mañana todavía tiene clases, ¿no? ¿Cómo puede practicar ahora y tener energía para mañana?"

Su hija se encogió de hombros y sonrió:

—No lo sé. ¿Compraste demasiada comida, papá?

—Sí, es muy frustrante —suspiró Toji—. Bueno, comamos dos cajas. ¿Puedes poner la mesa?

"¿Estás tan triste sólo porque salió un día? ¿Qué harás cuando empiece a salir con alguien?", bromeó la niña con su padre.

"Tonterías... Puede que eche de menos a mi hija, pero ¿quién echa de menos a un hijo? Escucha, te lo digo, cuando encuentres a un buen chico, tienes que traerlo a casa para que yo lo conozca. No te quedes atascada con alguien como yo; será una vida de dificultades".

"Papá, esto es bueno, ¿cómo puede ser difícil?"

"No me halagues. Ya pusiste la mesa, ya lo he dicho dos veces..."

—¡Sí, sí! Es difícil, ¿no?

Toji terminó fácilmente las dos cajas de comida. Esa noche, eran las diez en punto cuando Gojo finalmente trajo a Megumi a casa, acompañada por Ieiri Shouko, quien tenía ojeras bajo los ojos. La sonrisa satisfecha en el rostro de la mocosa hizo sospechar a Toji. Y, de hecho, habló con un tono lleno de orgullo:

"¡Megumi logró exorcizar un shikigami hoy!"

Las mejillas de Megumi se tiñeron de un rosa pálido mientras Toji le alborotaba el pelo con cariño. El chico intentó cambiar de tema:

"¿Te comiste dos cajas de comida, papá? Eres un verdadero cerdo".

—Así es... ¿Qué comiste entonces? ¿Tienes hambre?