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Estábamos sentados en el mueble cuando escuchamos voces en la entrada. Nos giramos a la vez, mirando hacia la puerta principal. En pocos segundos, Rose apareció con Tae y Lisa, cargando una maleta púrpura. Justo en ese momento, Suga y Jimin también entraron detrás de ellos.

—Mi vida es un drama —exclamó Rose, dejándose caer en el sofá.

—¿Cómo estás? —le pregunté, poniéndome de pie.

—Mal —puso una mueca de frustración—. Estúpido edificio, estúpido papá, estúpida Park Lia...

—Ya pasará, Rossy —murmuró Jungkook, comiendo una galleta tranquilamente.

Rose se giró hacia él con una mirada asesina.

—Voy a dejar pasar lo de "Rossy" solo porque me han dejado quedarme en su casa.

Jungkook frunció el ceño, confundido.

—¿He dicho yo que pudieras quedarte, o...?

Sonreí divertida mientras Rose lo fulminaba con la mirada.

—Le he dicho que podía quedarse un tiempo en el sofá —intervino Lisa—. No tiene dónde quedarse, solo serán unos días.

—Sí, soy como un juguete viejo, roto y desamparado —murmuró Rose dramáticamente—. Abandonado en la lluvia, a mi suerte y desgracia, esperando clem...

—Que sí, dramática —Jungkook puso los ojos en blanco—. Quédate.

—¿Y dónde dormirás tú? ¿En el suelo? —preguntó Tae, alzando una ceja.

Hubo un momento de silencio. Jungkook, distraído, seguía buscando más galletas en su bolsa sin decir nada.

—Puedo volver a la habitación —murmuró al fin.

De inmediato, todas las miradas se dirigieron hacia mí. Intenté ocultar mi entusiasmo, pero no pude evitar que una pequeña sonrisa de triunfo se asomara. Aunque rápidamente la borré cuando Jungkook me miró.

—Si te parece bien —añadió él, observándome con cuidado.

—Me parece —respondí quizás demasiado rápido.

Lisa, Tae y Rose se sentaron en el sofá, y aunque era raro ver tanta gente a esta hora en la sala, lo más extraño era tener las piernas aún sobre el regazo de Jungkook. Él no parecía prestar demasiada atención a lo que se hablaba, pasándome el pulgar distraídamente por el tobillo.

Ojalá estuviéramos así siempre.

—He hecho todo lo que quiere y me trata así —lloriqueó Rose—¿Y ahora qué hago con mi vida? —preguntó.

—Puedes tirarte por la ventana —sugirió Jimin.

—Eso no ayuda —regañó Tae.

—¡No ha dicho que quisiera ayuda! 

—Tengo hambre —Rose miró alrededor, buscando comida.

Jungkook y yo escondimos los dulces casi al instante.

—Podemos pedir algo —sugirió Tae—. ¿Qué les apetece?

—Algo grasiento —dije, sin dudarlo.

Tae me miró divertido, arqueando una ceja.

—¿Algún problema con la comida sana?

—Sí, que da asco —respondió Suga con rapidez—. Para mí también algo grasiento, gracias.

Lisa, que había tomado el teléfono para hacer el pedido, se detuvo de repente, mirando la pantalla con una expresión extraña. Sentí que algo estaba mal cuando levantó la vista y me miró directamente.

Después de....Una relación abierta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora