CAPÍTULO 3

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Ethan.

—Camina rápido— empujo el cuerpo de la pelirroja a mi patrulla y a regañadientes mete su bolso de gimnasio en el asiento trasero sorprendida de los oficiales muertos dentro.

—¿Qué clase de psicópata eres Ethan? La edad te está afectando, al menos hubieras tirado los cuerpos en algún barranco de esta porquería de ciudad o tendremos un escuadrón de policías detrás de nosotros.

Tomo una de las esposas del oficial. —Cállate y alza las manos.

—Ya te dije que vine huyendo a otro continente para estar lejos de la mafia, paranoico, si no me crees es tu maldito problema. ¡Ya no estoy en la mafia! — se queja chillonamente haciendo un puchero con su labio inferior—Estás arruinando mi manicura con tus jaloneos.

—Podemos hacer esto por las buenas o por las malas, tengo todo el maldito día, tú decides.

Extiende las manos de mala gana fulminándome con los ojos azules. —Me tratas como si fuera Logan, deje su porquería de mafia hace tiempo.

Cierro las esposas apretándolas lo que más se pueda—De ti espero cualquier cosa traidora, no te creo ni el cambio de imagen que te hiciste— le separo las piernas para buscar algún arma o daga.

Toco la cara interna de sus muslos con profesionalismo, pero se sobresalta y ladea la cabeza. —La próxima vez que quieras toquetearme no me esposes— dice irritada.

—Ni en tus fantasías más oscuras me tendrías.

—Claro, porque fantasear con un anciano militar retirado es el sueño de mi maldita vida.

—Estuviste con Logan, más bajo ya no puedes caer Alesha— ladeo la cabeza sacando una daga atada a sus pantorrillas, los tatuajes recién hechos siguen rojizos, no entiendo porque se cubrió todo el cuello y gran parte de los brazos.

—Logan tiene poder, tú sólo canas querido.

Me río de lado sintiendo dolor en mi labio roto. — Las canas se ocultan, la estupidez no.

La sonrisa se le borra en un instante. —Maldito anciano, cuando mi padre sepa lo que haces te enviará a matar para que te pudras en el infierno.

—Te espero ahí con gusto—saco una cinta gris de la guantera y pego sus tobillos amarrándolos, se jala, pero las esposas se lo impiden y por el dolor de sus tatuajes deja de resistirse.

—¿Qué sabes de mi padre? ¿Dónde está? — la ignoro y sigo atándola —¿Sabes? Estás secuestrándome, puedo gritar como damisela en peligro. Nadie se va a resistir a ayudar a una mujer como yo.

—Grita todo lo que quieras— corto un buen trozo de cinta.

—Aleja esa porquería de mi cara, ni se te ocurra maldito guardaespaldas. ¡Le diré a mi padre!

—Haré algo que muchos queríamos hacer desde que estabas con el lobo— se la pego a la cara —Cerrarte la puta boca y dejar de oír tu maldita voz irritante.

Los tatuajes alrededor del cuello están abultados, frunzo el entrecejo y le quito los mechones de cabello negro para ver que tiene cicatrices circulares alrededor, se ven que tienen tiempo, meses diría yo, no hace falta preguntar quién trató de estrangularla.

Se jalonea para que le suelte el cuello. Me inclino para poner el seguro protector en la puerta. Un par de mujeres pasan y miran sin detenerse, este barrio es una porquería. Tomo su barbilla y la obligo a verme.

—Vas a ser una buena chica Alesha— bajo el tono de mi voz —Voy a conducir y te comportarás, de lo contrario... te arrancaré un brazo con está daga. ¿Entendido?

Pecado [+21] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora