CAPITULO 4

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LOS NIÑOS MAL

Tardaron en abrirle. Al final se oyeron  unos pasos que llegaban desde lejos, y el breve chasquido de un interruptor de luz, la mirilla de la puerta se abrió, y Bill notó que le miraban

_ Buenas Noches
_ dijo

A través de la mirilla le seguían observando.

_ ¿ Que quieres, Chico? _ Le pregunto una voz de mujer

_ Abrame _ suplico Bill _ Quiero ver…

_ Te abriré si me da la gana _ le interrumpió la voz _ ¿ Que quieres?

_ Quiero ver a la señora Emma Kaulitz

_ La señora Emma está acostada. Vuelve mañana.

La mirilla se cerró y los pasos se alejaron

Bill estuvo a punto de echarse a llorar. Estaba agotado por el viaje y las emociones de las últimas semanas la llegada al aeropuerto entre la multitud de personas que iban y venian, sin que nadie le prestará atención hasta que un policía se fijó en el y se ofreció a llevarlo hasta el ayuntamiento.

Ante la puerta cerrada, el pelinegro dudo, no tenía a dónde ir y Tom ya se había marchado, no conocia a nadie más, Estaba solo. Carecía de dinero, volvió a llamar largamente, con descaro

_ ¿ Otra vez ahí ?  ¿ Quieres que te eche a puntapies?

_ Dígale a Tía Emma que soy Bill Kaulitz… ¡Vengo desde París!

La puerta se abrió al instante y la mujer de servicio lo miraba espantada

_ ¿ De París?...

Y echo a correr hacia el interior.

El muchacho se quedó en la puerta con su valija en la mano sin atreverse a entrar.

Dentro se oían voces, revuelo de sábanas y pasos apresurados.

Tia Emma corría hacia él  desde el fondo del pasillo. ¡ Que vieja estaba y que fea! Tras ella tío Lorenz, en unas ridículas pantuflas y con la bata de pijama a medio poner. Ambos le miraron como a un aparecido.

_ Pero… ¿ Tu eres Bill…? ¡ Chico! ¿ Que haces aquí?

Estaban incrédulos

Bill no se pudo contener. Bajo la cabeza y se echó a llorar. Ni una mano se tendió hacia él. Tia Emma no le beso, algo sabía él de los disgustos familiares entre su madre y ellos. Pero en un caso así, ¿Serían capaces de no alojarle?

_ Anda pasa, no te quedes ahí, que entra frío. Pasa_ dijo tío Lorenz

_ ¿ Quieres comer algo?_ pregunto tía Emma

Entraron a la salita

_ ¿ Y tú madre? Esa se habrá quedado allá, seguro ya no pudo mantenerte…

_ Pero ¿ No saben nada? _ balbuceo Bill_ una amiga de mamá les escribió…

_ ¿ Saber que?

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