CAPITULO 5

72 8 12
                                    

LA PANDILLA


Bill que intentaba controlarse miró a Georg con un puchero _ Yo no soy ningún niño bien, no soy rico si a eso se refieren, solo… bajaba la mirada intentando ser fuerte y no seguir llorando, pensando para sí que no podía mostrarse débil, no ante aquellos chicos que había visto actuar como verdaderos pandilleros y que ahora los tenía a dos palmos.

Tom le daba fuertes palmadas en la espalda en un intento de animarlo, el pelinegro se sacudía completo, por los fuertes empujones del líder _ ¡venga tío que, somos buenos chicos! Solo no nos agrada que esos hijos de puta, se quieran aprovechar de los menores

_ Gracias…  contestaba Bill con apenas un hilo de voz intentando calmarse y lo estaba consiguiendo poco a poco

_ Chicos Bill es nuevo y no tiene amigos, creo que será mejor que le cuidemos la espalda antes de que “esos” le pillen solo y le partan la cara _ Decía de nuevo Tom _

_ ammm, yo…, empezaba a decir Bill, Pero Tom lo miraba curvando sus labios en una sonrisa pícara, mirándolo fijamente a los ojos y Bill no pudo hacer más que asentir con la cabeza, parecía que Tom ejercía sobre él una extraña influencia que  no podía explicar se sentía como una serpiente siendo encantada por el flautista, la mirada de Tom era fija sin embargo la manera en que miraba a Bill no se parecía en nada a como miraba al chico moreno que había golpeado, incluso parecía que era otra persona, el Tom que tenía de frente parecía un tipo agradable y de fiar, nada que ver con él Tom que había emprendido la carrera para golpear al gamberro que le había tomado desprevenido.

A Partir de aquel día, Bill fue un número más en la flamante pandilla. El más tímido, sin duda, el más oscuro, el menos audaz Pero aureolado de un evidente prestigio, otorgado por el líder, que le protegía, cosa que no alcanzaba a explicarse del todo.

El temor del pelinegro a ser despreciado, considerado menos o ser objeto de burlas crueles por parte de sus nuevos amigos le duró pocos días. Le trataban como a uno más y hasta podía percibir por parte de Tom cierta preferencia.

La amistad pudo concretarse aún más cuando los tíos de Bill decidieron inscribirlo en la escuela local ya que consideraban un gasto innecesario inscribirlo en una escuela particular, Pero Bill lo agradeció infinitamente ya que ahí podía estar con sus amigos los vagos como los llamaba tia Emma en un tono de asco, gracias a eso Bill pudo ver que los miembros de la pandilla no eran tan bárbaros como a simple vista podrían parecer.

Gustav, era un alma bendita cuya principal característica era decir a todo que si, encontrar estupendo cuánto hacían o proponían los demás, reírse más que ninguno con los chistes de los otros y no interrumpir jamás las conversaciones ajenas, si no era para afirmar que lo estaba pasando muy bien.

Andy era más complicado

_ Tú llevas una doble vida - solía decirle Tom- ¿ Dónde estuviste ayer?

_ por ahí…

Y no había quien le sacará más.

Era reservon y no hablaba nunca de sí mismo ni de sus padres, ni de sus hermanos y eso que tenía diez hermanitos. Cuando venía a cuento, era tan alegre como el que más y bastante considerado por todo porque era el único capaz de enfrentarse a Tom, cosa que no hacía casi nunca, Pero cuando lo hacía, se le veían las contenidas ganas de pelear. Tom siempre le vencía siempre lanzándole tremendas frases, que le desconcertaba, con un chiste o una broma que le arrancaban la carcajada a los demás, obligando al rubio Andy a seguir el camino en que era más torpe:  el de la guasa. Pero a veces se le notaba una tensión especial, una mal disimulada soberbia, una secreta rivalidad con cuántas cosas le rodeaban.

La Edad Prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora