La Edad Prohibida

CAPITULO 10

LA MUJER

El verano estaba en sus primeros días, las calles se llenaban de estudiantes que aprovechando los cálidos días del verano, salían para disfrutar de las vacaciones, también acudían a las playas que se abarrotaban de personas las cuales tumbadas sobre la arena, aprovechaban para broncearse, aunque los días soleados en esa época apenas y llegaban a los 20°C.

La pandilla aprovechaba la época y pasaba la mayor parte del día disfrutando de la playa, la pasaban muy bien, podían relajarse pues no había nadie que buscará pelea, al parecer todos estaban contagiados del buen humor del verano, se metían al mar para jugar, todos chapoteando entre risas inocentes, eran unos críos dándole el último adiós a los rastros de su inocencia. Dejando así que las decisiones importantes que definen los lugares a dónde irán sus vidas llegaran por fin.

Tom y Bill siempre buscaban la proximidad, ya les resultaba difícil no tocarse, provocando con sus demostraciones que solo algunas personas en su mayoría adultos los observaran raro. Pero para ellos ya era una cuestión de normalidad que ciertas personas los miraran de esa manera, pues la homosexualidad aún seguia siendo mal vista en la comunidad. A Bill ya no le importaba que lo mirasen de esa manera, solo se concentraba en Tom quien en todo momento le sonreía, Bill le amaba profundamente y agradecía en el alma que Tom tuviera aquellos gestos con él, todos esos meses juntos el rastudo procuraba siempre hacer sentir a Bill tan bien y tan cómodo, que la opinión de otras personas pasaban a segundo plano, definitivamente Bill estaba orgulloso de su renovada autoestima, pues en otros tiempos, en París le afectaba en demasía la opinión de los que le rodeaban; Pero en Hamburgo a lado de Tom todo era distinto, pues él lo trataba con tanta ternura demostrándole lo importante que era; en la intimidad, el rastudo lo trataba con la brusquedad necesaria, Pero al mismo tiempo con una dulzura increíble, lo mejor de todo era que esos sentimientos tan fuertes e intensos surgían de ambos corazones. Para Tom la llegada de Bill a su vida representaba el conocimiento del sentimiento más hermoso, sabía que el pelinegro era un ser puro, aún cuando en la privacidad del sexo podía ser tan fogoso y tan descarado que le provocaba la necesidad de siempre querer más y más de él. Toda esa tensión la desbordaban juntos y era imposible que los demás no lo notaran.

Al salir del mar Devon y Andy se alejaron para comprar algunas bebidas, mientras que Gustav, Georg, Bill y Tom se dejaban caer sobre las toallas que estaban tendidas sobre la arena. Bill se colocó boca arriba pasando ambos brazos debajo de su cabeza, con los ojos cubiertos por unas gafas oscuras, tenía el cabello mojado, su piel suave brillaba por la humedad, Tom quien estaba recostado de lado mirando a dónde Bill con el codo apoyado sobre la arena y su cabeza en la palma de su mano lo miraba atontado recorriendo con su vista esa suave piel que conocía a la perfección, que tantas veces había recorrido Pero que deseaba cada vez más.

_ hey Tom que te lo devoras. - soltaba socarronamente Gustav, chasqueando los dedos frente a Tom-

Bill se removía por el sonido, quitándose las gafas y mirando a Tom quien lo sorprendía con un beso, uno casto con el cual solo buscaba por breves segundos rozarlos, sin ánimos de ir a más. Uno le sonreía al otro repitiendo los besos.

_ ¡Hey tortolos! - Georg los interrumpía mientras con la cabeza dirigia la atención de estos hasta metros más adelante en donde Devon y Andreas estaban platicando con una mujer alta, rubia que llevaba puesto un diminuto bikini verde, por lo que se alcanzaba a ver se trataba de una mujer mayor la cual acariciaba de una manera poco correcta el torso desnudo de Andreas mientras esta se mordía el labio inferior, provocando la incomodidad del rubio que se pudo ver de lejos pues apretó los ojos con fuerza y agachó la cabeza con las mejillas totalmente ensendidas, luego la rubia fue a dónde Devon que al igual que el rubio estaba incómodo con la situación, algo les comento sonriente mientras le estrechaba la mano a Devon, luego a Andreas quien recibió de manos de ella un paquete