Capítulo 1. El regalo del mar

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La noche había caído sobre el vasto océano, envolviendo el mar en un manto de estrellas y oscuridad. Las aguas estaban calmadas, reflejando el cielo nocturno en un espejo de tranquilidad. El mercader Reynard Zendel, con la mirada fija en el horizonte, se desplazaba con su barco de comercio hacia una isla cercana del continente desértico de Erial. La brisa marina soplaba suavemente, meciendo las velas del navío y llenando el aire con el olor salado del mar.

Reynard, un hombre de aspecto imponente, con una barba bien recortada y ojos oscuros que brillaban con la astucia de un comerciante experimentado, estaba acompañado por su esposa, Diara Zendel. Diara, una mujer de porte noble y mirada melancólica, observaba las olas desde la cubierta, sus pensamientos perdidos en el dolor de una reciente pérdida. Habían enterrado a su hijo hacía solo unas semanas, una herida aún fresca en sus corazones.

-(En kune: Diara -comenzó Reynard con voz suave, rompiendo el silencio de la noche-. (En Kune: Mi scias, ke nenio povas konsoli la malplenon, kiun ni sentas, sed ni devas kredi, ke la dioj tion volis tiel. Ray, nia filo, estis prenita al nia terdio, Herbos, kaj nun staras apud li. Ĉi tiu komerca vojaĝo povus esti nia ŝanco resti distrita.) Sé que nada puede consolar el vacío que sentimos, pero debemos creer que los dioses lo quisieron así. Ray nuestro hijo, fue llevado hacia nuestro dios de la tierra, Herbos, y ahora está junto a él. Este viaje de negocios puede ser nuestra oportunidad de mantenernos distraídos.

Diara asintió lentamente, sus ojos se encontraron con los de Reynard, llenos de comprensión y tristeza compartida. Sabía que su marido había decidido llevarla con él a Haveno de la Suno, donde se reuniría con otros comerciantes de los tres continentes, para distraerla y que no pensara en su reciente pérdida.

-(En kune: Mi scias, Reynard. Mi nur esperas, ke Inísel Sea Island alportos al ni la bonŝancon, kiun ni tiom bezonas. Ĉi tiu intertraktado povus pliigi niajn profitojn kaj doni al ni la ŝancon establi novajn rilatojn kun la tri kontinentoj.) Lo sé, Reynard. Solo espero que la Isla del Mar de Inísel nos traiga la suerte que tanto necesitamos. Esta negociación podría aumentar nuestros beneficios y darnos la oportunidad de entablar nuevas relaciones con los tres continentes.

El mercader miró a su esposa con una mezcla de esperanza y determinación.

-(En kune: Mi fidas, ke estos tiel. Mi scias, ke Thiobad ne mensogus al mi, li estas ruza kaj sukcesis eksporti tre aviditajn erojn de Erial al la Kardinaloj. Se ni povas certigi ĉi tiun pakton, niaj vivoj povus ŝanĝiĝi al pli bona.) Confío en que así será. Sé que Thiobad no me mentiría, él es astuto y ha conseguido exportar artículos muy codiciados de Erial hacia los Cardinales. Si logramos asegurar este pacto, nuestras vidas podrían cambiar para mejor.

Mientras las palabras de Reynard se desvanecían en la quietud de la noche, un sonido inesperado cortó el aire. Era un lamento suave, casi imperceptible al principio, pero claramente distinguible como el llanto de un bebé. Reynard frunció el ceño y se giró hacia los marineros que estaban en la cubierta.

-(En kune: Maristoj! Ĉu vi aŭdis tion?) ¡Marineros! ¿Habéis oído eso? -preguntó, su voz llena de alarma y curiosidad.

Los hombres asintieron, sus ojos buscando en la oscuridad la fuente del misterioso sonido. El capitán del navío, un hombre curtido por años de navegar los mares, salió de su camarote ante el revuelo en cubierta y se acercó a Reynard.

-(En kune: Mia sinjoro, mi rekomendas, ke vi retiriĝu al via kajuto. Ni povus esti en danĝero.) Mi señor, recomiendo que se retire a su camarote. Podríamos estar en peligro...

Final de esta parte del capítulo en mi canal de YouTube.

Saga Deorum consilia (Designios de dioses)  Volumen I {fantasía épica medieval}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora