En un castillo majestuoso enclavado en el corazón de un espeso bosque, vivía una niña pelirroja de doce años. El castillo de Stormride, con sus altas torres y muros de piedra adornados con enredaderas, era un refugio de tranquilidad y belleza. Las hojas de los árboles circundantes susurraban con el viento, creando una melodía suave que contrastaba con los sonidos más intensos que resonaban en el patio de entrenamiento.
Allí, en medio de una espaciosa área de práctica, Lyanna Stormride se encontraba entrenando con su espada. Bajo la guía de su maestro, Garath Thorne, un caballero reconocido y respetado en todo el continente del Este, Lyanna perfeccionaba sus habilidades con entusiasmo y dedicación. Garath, un hombre de porte noble con una armadura reluciente y una expresión siempre serena, observaba cada movimiento de la joven con atención.
-¡Bien, Lyanna! Recuerda mantener el equilibrio y la postura -dijo Garath, su voz grave resonando con autoridad.
Lyanna, con una sonrisa, asintió y ajustó su postura. Sus movimientos eran ágiles y precisos, reflejando tanto su talento innato como la rigurosa instrucción de Garath. Mientras continuaba con sus ejercicios, recuerdos de lo que había sucedido esa mañana emergieron en su mente.
-Maestro Garath -comenzó Lyanna-, he notado que mi padrastro estaba más gruñón de lo normal esta mañana. ¿Sabes por qué puede ser?
Garath detuvo su avance y bajó su espada, mirando a la niña con una sonrisa ligera, algo inusual en su rostro serio.
-¿Más gruñón de lo normal? -cuestionó, causando que la pelirroja le devolviera un asentimiento-. Bueno, Lyanna, supongo que su estado alterado se debe a que hay problemas importantes que afectan a todo el continente del Este. El Norte dejará pronto de exportar estalita, y ahora el Este y el Oeste están en desacuerdo sobre cómo manejar la situación. Tu padrastro, como duque y segundo gobernante del reino del este, tiene muchas responsabilidades y decisiones que tomar.
Lyanna frunció el ceño, su mente joven pero inquisitiva buscando comprender la complejidad de la situación. Mientras continuaba sus movimientos con la espada, preguntó:
-¿Por qué discuten tanto sobre la estalita? Si es tan importante, ¿por qué debe controlarla el Norte?
Garath observó a Lyanna, admirando su curiosidad y deseo de entender.
-La estalita es un recurso muy valioso, y solo procede de las altas montañas del continente del Norte. Su brillo verde y sus propiedades únicas la hacen codiciada en todo cardinal. Los cardinales del Este y del Oeste, actualmente, no tendrían los medios para encargarse de la exportación y, además, el Norte lleva años, cientos de años, encargándose de la estalita. Sería tedioso y muy lento para el Este y el Oeste afianzarse de las minas. -explicó, su mirada, a pesar de ser dura, contenía un brillo especial destinado solo a su joven alumna.
-Pero el Norte, a diferencia del Este y el Oeste, está gobernado por un gremio, no por reyes o duques. Sus tierras son heladas y difíciles de habitar, por lo que no pueden crear ciudades como nosotros. En cambio, ellos se especializan en la extracción de estalita de sus montañas.
Lyanna inmediatamente vio un inconveniente en la situación.
-Pero, si tan inhóspitas son sus tierras, ¿de qué viven? No podrán tener ganaderos ni cultivos...
Garath asintió lentamente, reconociendo la aguda pregunta de la niña.
-Tienes razón, muchos pensarán que el Este y el Oeste les envían provisiones a cambio de la exportación de la estalita. Sin embargo, antiguos tratados de los cardinales hacen que los continentes del Este y el Oeste deban mantener al Norte.
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Saga Deorum consilia (Designios de dioses) Volumen I {fantasía épica medieval}
FantasyEn un mundo donde la magia se considera casi extinta y los misterios se ocultan bajo la sombra de lo cotidiano, dos mujeres, separadas por vastos océanos, están unidas por un vínculo inexplicable que trasciende el tiempo y el espacio. Inísel Zendel...