La Reina Verde

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Nota: Que ondas perras hijos de maduro? qué cuentan? Después de un bajón emocional de las mil putas, una mandíbula destrozada y que casi me mataran a golpes estoy de vuelta, no totalmente, pero sí, la mitad del capitulo, escena Alicunt y la voladora la escribí yo, la de Nyra y el dragón lo escribió AmaraZabala44 quien me convenció de hacerlo real y no un sueño, ella quiere iniciar en el terror extremo y como no pude darle un bebé esta es mi forma de compensarla. Cuídense del herpes perras. 

Alicent se mordió las cutículas de los dedos con desesperación. Estaba preocupada. Mucho. Demasiado. Tanto que no era capaz de conciliar el sueño. Amaba a Maelor y su perdida fue algo que la destrozo, pero su corazón dolía mas por Helaena, su pobre hija ni siquiera pudo despedir a su hijo apropiadamente, solo pude ver con impotencia como esos dos salvajes metían al niño en un costal y se lo llevaban. Lograron capturar a Sangre, resulto ser un antiguo capa dorada, no confeso que había pasado con el niño, solo que lloró demasiado, nunca encontraron al otro traidor, pero si se pudo encontrar el costal, lleno de sangre. Al menos si hubieran recuperado el cuerpo Helaena habría tenido un cierre, pero se agobiaba pensando en que quizás algo pudo suceder y que su pequeño seguía vivo por ahí, sin embargo, la sangre en el costal no dejaba en duda lo que sucedió, lo peor de todo era que Jaehaerys le tenía miedo, sin importar las veces en las que Helaena intento acercarse a él, intento cantarle para dormir o solo estar a su lado el niño rompía en llanto y salía corriendo, aterrado de que su madre hubiera sido capaz de ordenar la ejecución de su hermano, gracias a los dioses Jaehaera parecía entender mejor la situación y aunque no volvió a ser la niña feliz que fue alguna vez si toleraba la presencia de su madre. Pero eso no valía nada, no cuando Jaehaerys la rechazaba. La reina en cadenas no soportaba ver a su hija así, sufriendo tan abiertamente por el rechazo de su hijo, veía a Helaena intentando acercarse y a Jaehaerys huyendo como si su vida dependiera de ello, pero al menos no estaba tan afectada por la muerte de Maelor, las primeras semanas tras el suceso fueron difíciles, pero ahora incluso era capaz de sonreír.

Helaena era una verdadera reina, preservando la vida del heredero del rey a toda costa. Pero Aegon parecía no ver eso.

Sin poder seguir en la cama Alicent se levanto y ordeno a las criadas que la preparara, era tiempo de deshacerse del problema, si Aegon veía tan apremiante tener un segundo hijo era propicio que se lo diera su reina, Helaena, no la golfa usurpadora de Rhaenyra. La viuda no entendía cómo su hijo era capaz de creer que Rhaenyra le daría hijos, sí, podía forzarla, pero era un pecado, Helaena era su esposa, mientras que Rhaenyra era la mujer que provoco la muerte de su hijo. Era impensable. A pasos lentos camino hacia las habitaciones de su hija, se detuvo al mirar la reluciente luna, no pudo evitar pensar en que la luna, brillante y blanca, era muy similar a la piel de su enemiga, la piel de Rhaenyra era limpia, inmaculada, bella y reluciente, tanto como la luna. Sacudió la cabeza, apartando esos pensamientos. Odiaba pensar así, llevaba pensando de esa forma sobre su hijastra por años, esperaba que al volverse su enemiga su pensar pudiera cambiar, pero ahora que la tenía bajo su poder esa clase de pensamientos se habían intensificado. Llego a las habitaciones de su hija, Helaena estaba sentada, al lado de la cama de Jaehaerys, mirándolo dormir en silencio, su hija ladeaba la cabeza, mirando al niño con amor, al verla le hizo un gesto de silencio.

—Esta es la única forma en la que puedo estar cerca de él sin darle miedo—dijo con un susurro triste. El corazón de la reina se estrujo, era doloroso que su hija tuviera que esperar que el niño se durmiera para poder mimarlo como una madre debía hacerlo.

Nerviosamente, Alicent se sienta en la cama, y se acaricia el vientre en señal de angustia, se da cuenta de que aún se nota...

—Helaena... susurra Alicent suavemente tengo algo que decirte.