CAPÍTULO EXTRA.

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JAVIER


Han pasado tres años desde que nos casamos con Nina, ahora vivimos en el rancho en Laredo, junto a mi padre. Y la verdad, es que jamás pensé que sería tan fácil estar casado, aunque admito que ella lo hace más simple.

Nina trabaja en las mañanas como maestra y luego después de las dos, está libre y le gusta ayudarnos con las labores del campo, adora los caballos, procurar las flores, ha plantado rosas por todos lados, está creando un arco de rosas rosadas, le gusta sentarse ahí a beber café, el que su madre sagradamente le envía una vez al mes. Hablan por horas, mientras su café se enfría y Rajáh duerme en sus piernas. 

--Es una muchacha sensible, Javi, nada a lo que te vi traer por los montes.

--Y por eso, merecía ser la señora de este rancho.

Mi padre me alcanzó una cerveza, mientras arreglábamos una cerca y contemplábamos el río, el pasto seco, se acercaba el otoño. 

--Mañana es su aniversario, ¿Has pensado cómo sorprenderla?

--Iremos al pueblo, en dos semanas comienza un nuevo año y quiere estar lista.

--Tres años, jamás pensé que te vería así, casado, acompañándome en el rancho, la llevas a las siete de la mañana, te levantas más temprano para hacerle de desayunar, cocinas el almuerzo, estás completamente cambiado Javier.

Me sonreí y acabé mi cerveza, ella nos esperaba en casa, con su sonrisa hermosa, su cabello revuelto, había hecho la cena y nos esperaba, bebía una cerveza también. Como siempre, luego de que acabamos de cenar, lavé los platos, mi padre se retiró a su cuarto y quedamos los dos solos. 

--Javi, sé que nuestro aniversario es mañana, pero tengo un presente para ti.-repuso algo tímida, jalándome a nuestra habitación.

Mi menté viajó a otros lugares, pensé que se había comprado lencería sexy, o que me haría un baile exótico, pero al sentarme en la cama, buscó un paquete. Rajáh saltó a mi regazo y maulló sorprendido.

--¿Y qué es?

--Ábrelo, espero que te guste la sorpresa...aunque sé que no es lo que querías...

Al abrirlo, vi un plástico, que tenía dos rayitas pintadas de rojo carmesí. La miré un poco serio, ella se arrodilló frente a mí, hundiendo su perfil y se abrazó a mis piernas.

--Tengo doce semanas, Javi...no podemos hacer nada más que tenerlo.

Es cierto, no tenía pensado ser papá, pero con ella, todo parecía diferente, en el fondo, si ella quería darme un hijo y si me lo iba a dar, todo cambiaba, se transformaba. La tomé entre mis brazos, la llené de besos, ella se río coqueta, mi bigote le hizo cosquillas y repuso.

Te Amaré/Javier Peña.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora