; the day | Extra!

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         La mirada de la rubia destilaba emoción, confusión, temor y romance. Haciendo que su novio, el cual en unos momentos se convertiría en su prometido, trague saliva en seco pensando durante unos largos segundos en la posibilidad de que su chica rechace la propuesta.

         "¿Y si fue muy temprano?" "¿Y si me dice que no? "¿Y si no fue el mejor lugar?"

          Una ráfaga de pensamientos traicioneros y negativos golpearon las paredes de la psiquis de Iván, el cual temblaba del nerviosismo como si sufriera el peor caso de Parkinson.

– ¡Si, acepto! – respondió tapándose la cara con emoción haciendo que todas las personas del lugar aplaudan y chiflen.

          La emoción de su prometido se manifestaba levantándose a besar a su amada luego de colocar su anillo de promesa en su dedo anular.

– Te amo, hermosa. Te voy a hacer la chica más feliz de todas – repitió en voz baja levantando a la chica del piso y girandola tal y como a una princesa.

– Te amo con más locura – correspondió ella.

          La noche del sábado yacía templada sobre la luna, haciendo juego con una enorme población de estrellas luminosas en el cielo, el paisaje perfecto. El que tanto adoraba Sofía, y sobretodo, una noche idéntica a la primera que había compartido en los brazos de su amado.

          Parecía haber sido el destino el que había puesto en el camino de Sofía una vista tan bonita frente a sus ojos, justo una noche antes de ir a probarse su vestido de bodas para casarse con el que sería el amor de su vida, Iván.

         Pero de alguna manera, había algo que no la dejaba dormir. Los nervios.

– Tranquilízate, Sofi – la consoló Matías, su hermano mayor.

– ¡Es que no puedo! Me voy a casar... – respondió con un aura de emoción mezclada con temor.

Matías se apresuró a dar el último sorbo de jugo de su vaso, y lo dejó sobre la mesa abruptamente.

– ¡Sos una pajera! – gritó haciendo que su hermana se sobresalte.

– ¡Andate a la mierda! Encima que te cuento... – respondió cruzándose de brazos.

– Sofía, te vas a casar – le recordó – y no te vas a casar con cualquiera, te vas a casar con Iván, ese chico te ama en serio.

         Matías se levantó de la silla del comedor y se dirigió a la heladera para servirse más jugo y así poder continuar la profunda charla nocturna que estaba teniendo con su hermana.

– ¡Es justamente por eso que estoy nerviosa, Matías! Tenés que entenderme en vez de tirarme abajo – la rubia se cruzó de brazos en forma de berrinche.

– ¿Qué es lo que te da nervios? – dijo su hermano dándose vuelta para verla a los ojos.

– Y... No sé. Todo – respondió Sofía haciendo que Matías ponga los ojos en blanco.

– No tenés nada de lo que tener miedo, mongolica. Te vas a casar con la persona que amas, esta vez sí es todo color de rosa, dormí tranquila y soñá con el vestido que vas a elegir, porque pensar no te sale mucho – la consoló dándole un tinte hermanil divertido a una conversación que parecía ser seria.

– Pero apenas tengo veinte años, ¿no soy demasiado joven como para casarme? – cuestionó.

– Hay gente que se ha divorciado incluso cuando se casaron a los cuarenta años, te aseguro que no depende de tu edad que salga bien o mal – explicó volviendo a sentarse.

El Amigo De Mi Hermano [Spreen y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora