El Comienzo

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1 de septiembre de 1991

Draco esperaba junto a sus amigos en la estación de tren de King’s Cross. El ambiente estaba lleno de expectación, y aunque intentaba mantener su actitud habitual, la emoción por su primer año en Hogwarts era innegable. A su lado, Pansy, Blaise, Theo, Crabbe y Goyle estaban inmersos en una conversación ligera, mientras las familias de todos los estudiantes rondaban por la plataforma.

De repente, algo llamó la atención de Draco. A lo lejos, entre la multitud, una figura caminaba con una gracia inconfundible. Se enderezó instintivamente, como si su cuerpo recordara un antiguo hábito de corrección que, sin darse cuenta, había aprendido de ella.

Era Nadine.

A medida que se acercaba, la sorpresa lo inundó. La había recordado como la niña elegante de su infancia, y ahora la veía con la misma postura impecable, irradiando confianza con cada paso. Su cabello rubio platinado brillaba bajo la luz del día, y su porte la hacía destacar entre la multitud. Sin duda, seguía siendo la joven que podía ganarse la atención de cualquiera sin esfuerzo.

Nadine llegó hasta donde estaban ellos y, sin perder un ápice de compostura, saludó primero a Narcissa Malfoy con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa elegante.

—Señora Malfoy —dijo con cortesía—, qué gusto verla nuevamente. Me temo que ha pasado demasiado tiempo desde mi última visita.

Narcissa sonrió, visiblemente complacida con la educación y los modales de la joven.

—Nadine, querida —respondió Narcissa, tomando su mano con suavidad—, siempre es un placer tenerte cerca. Has crecido mucho, y veo que sigue siendo impecable.

Nadine sonrió modestamente, antes de volverse hacia Lucius, quien la observaba con la misma aprobación velada.

—Señor Malfoy —dijo ella, inclinando levemente la cabeza —, siempre es un honor verlo.

Lucius la saludó con una leve inclinación de cabeza y una mirada evaluadora.

—Nadine —respondió, su tono formal pero afable—, tu familia debe estar orgullosa de ti. Veo que no has perdido el porte que siempre te ha caracterizado.

Mientras tanto, Draco y sus amigos observaban en silencio cómo Nadine se desenvolvía con una naturalidad que les resultaba casi hipnótica. Pansy, en particular, la miraba con una mezcla de admiración y ligera envidia. Blaise y Theo, intercambiaron una mirada como si estuvieran calculando en silencio el prestigio de tener una amiga como Nadine en su círculo. Crabbe y Goyle, por otro lado, simplemente observaban con su habitual indiferencia.

Draco, intentando mantener la compostura, sintió una ligera punzada de orgullo al ver cómo Nadine se manejaba con tanta gracia frente a sus padres. Años atrás, ella había sido su compañera, la única que había entendido la presión que él sufría bajo las estrictas expectativas de su familia. Y ahora, allí estaba, moviéndose con nada más que perfección.

Después de los saludos formales, ella finalmente volvió su atención a Draco.

—Draco —dijo con una sonrisa suave, sus ojos azules centrándose en él con una mezcla de familiaridad y cortesía—, es un placer encontrarnos de nuevo. Espero que estés tan emocionado como yo por lo que nos espera en Hogwarts.

Draco asintió, intentando que su respuesta sonara despreocupada.

—Lo estoy. Será interesante —respondió, y luego, haciendo un gesto hacia su grupo, añadió—. Te presento a mis amigos. Pansy Parkinson, Blaise Zabini, Theodore Nott , Vincent Crabbe y Gregory Goyle.

Nadine saludó a cada uno con una leve inclinación de cabeza, siempre manteniendo su elegancia y cortesía.

—Es un placer conocerlos —dijo, con una voz suave y educada que parecía captar la atención de todos a su alrededor—. Draco ya me había hablado de ustedes, aunque admito que en el pasado solo tuve el privilegio de interactuar con él.

Atrapado en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora