4.

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El camino por el pasillo, a pesar de ser largo, me parece rápido. Cuando menos lo pienso mi tío está depositando mi mano en la de Matteo.

Matteo no tiene ninguna emoción en su rostro y definitivamente no tiene ninguna sonrisa. Nicole en su vestido color tinto sentada en primera fila.

—Stella y Matteo, ¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad sin que nadie los presione? —Pregunta el Sacerdote al poco tiempo.

—Si.

No sé cómo pude decirlo consiguiendo que mi voz no se rompiera o saliera como un chillido.

No puedo creer que este día haya llegado tan rápido... no puedo creer que pronto voy a vivir sola con él. Sería tan fácil aplastarme... romperme... trago sintiendo mi corazón latiendo fuerte contra mi pecho. Me obligo a tranquilizarme porque lo peor que podría pasar también es desmayarme en plena misa de mi boda.

— ¿Están dispuestos ser fieles el uno con el otro en el matrimonio durante toda la vida?

—Sí, estamos dispuestos.

Mentiroso.

No logro evitar darle una mirada, la cual el me responde pero no puedo determinar el significado de ella.

Al poco tiempo el Padre nos pide tomar nuestras manos y las siento temblar como una hoja. Dios, tengo que controlarme o sufriré un ataque de pánico. Automáticamente digo los votos que mi tía estuvo fastidiando durante tres semanas que aprendiera y Matteo hace lo mismo.

—Matteo, ¿Aceptas a Stella como esposa y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarla y respetarla todos los días de tu vida?

—Sí, acepto.

Inhalo hondo sabiendo que sigo yo.

—Stella, ¿Aceptas a Matteo como esposo y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarla y respetarla todos los días de tu vida?

Hago una mueca al sentir la mano de Matteo presionar la mía, no es fuerte el apretón, pero si firme.

—Y-yo... si, acepto —casi puedo escuchar el suspiro de alivio de mis tíos.

Matteo me pone el anillo y después yo a él. Trago cuando veo el tamaño de sus manos. Probablemente con solo una de ellas podría aplastarme sin esfuerzo alguno.

—Por ley que me otorga la iglesia católica yo los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.

Oh Dios...

Capto una pequeña curva en la boca de Matteo cuando se acerca hasta mí para besarme. Me preparo para el beso, pero afortunadamente Matteo no lo vuelve intenso solo el típico beso sencillo y nos giramos a recibir las felicitaciones de nuestros familiares.

Oficialmente soy una Vitale.

Soy de Matteo.

.

.

Contrólate.

Contrólate.

Contrólate.

Sonrió hacia mis hermanos que me han felicitado. Ellos realmente les importamos una mierda Nicole y yo, somos hijos de madres diferentes y desde que nos mandaron con nuestra tía ellos jamás llamaron o se pronunciaron al respecto, pero aun así no puedo verme débil o asustada.

—Vamos —Matteo me tiende su mano y me doy cuenta de que es momento de bailar con él. Tensa me pongo de pie y él pone su mano en mi espalda tensándome más— relájate, Stella. No te voy a morder... aun.

CaníbalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora