19.

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Matteo Vitale

Aryana: ¿Estas bien? Leonardo está actuando como un loco.

Suspiro y camino hasta la cocina para beber un vaso de agua o de preferencia alcohol. Noto un movimiento por el piso a mi izquierda y me volteo rápido. ¿Qué putas hace aquí un perro? No pude haber entrado por si solo y considerando el tendido que se encuentra a su lado sé que alguien lo dejo entrar y ese alguien fue Stella.

Me inclino para verlo bien, por lo menos no apesta, pero está herido de una pata y sus ojos lucen agotados y tristes. Dejo de verlo cuando mi teléfono deja de sonar siendo una llamada de mi hermano.

— ¿Qué quieres? —Gruño.

Sabes como estas, imbécil —Marco me gruñe de regreso— a Damián casi tuve que llevarlo al hospital, se le volvió a abrir la herida y el muy estúpido no quería que doctor lo curara...

—Por peligro de cicatriz —niego con mi cabeza— ¿Ya está bien?

Si —vacila y me tenso esperando lo que dirá— quiso irse a la casa con mamá y...

— ¿Y qué?

Había cabezas de animales en el jardín.

—Voy para allá —me pongo de pie— ¿Has llamado a los hombres?

Si. No hay rastro de nada, pero es obvio quienes son.

—Mantente alerta a los alrededores y del maldito Leonardo.

Cuelgo y salgo de la cocina apresurado. Mi herida está doliendo, pero es más importante ir a la maldita casa y asegurar la seguridad de mi mamá.

Stella va bajando las escaleras y el recuerdo de lo que dijo durante la medianoche viene a mi mente, pero lo desecho porque no es momento. No es momento de distracciones.

—Voy a salir a casa de mi madre —le digo pasando por su lado. Me detengo mirándola por encima del hombro— y ya vi al perro. Hablaremos sobre eso a mi regreso.

— ¿Está bien tu mamá?

—Ella está bien.

— ¿Puedo acompañarte?

—Preferiría que te quedaras aquí —continuo subiendo las escaleras con prisa.

.

.

Tres días después...

Desgraciadamente arreglar la seguridad de mi mamá, la de los territorios y poner a todos alerta de la organización de Leonardo me tomo más días de lo esperado. A Stella también le aumente la seguridad, pero durante estos días la hice que se quedara en casa todo el tiempo.

—Luces desesperado —señala Damián y niega— lárgate a tu casa con tu esposa a follarla o, lo que les gusta tanto; comer galletitas con leche.

—No voy a dejar...

—Lárgate, no te quiero ver —sigue mirando los papeles— mira, sé que eres el jefe y toda esa mierda, pero me desespera como no te está saliendo nada. Las bolas negras que tienes actualmente están afectándote seriamente.

—Mandare a Marco. Tiene que dejar de estar tras esa niña.

—En eso estoy de acuerdo. Valerie es sexy, pero tampoco tanto como para perder la cabeza.

—Marco llegara en veinte minutos.

—Corre a follar a tu mujer, hermanito.

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CaníbalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora