Caníbal

7.

Decido tomar un baño después de la extraña llamada de esa mujer y me cambio con un pantalón de mezclilla y una blusa de manga larga color rosa palo. Cepillo mi cabello y aplico un poco de maquillaje. No creo poder pasar demasiado tiempo aquí así que mejor iré a visitar a mi hermana.

Miro la mesita de noche viendo la tarjeta de crédito brillar con mi nombre y suspirando la tomo.

Le aviso a los de seguridad que vamos a salir y a pesar de que lucen confusos asienten y juntos nos dirigimos a donde están los autos. Realmente no me gusta vivir en un pent-house, pero tampoco es como que tenga otra opción.

Mientras los dos hombres van al frente en la camioneta rumbo a la casa de mis tíos mi celular comienza a sonar. El número es desconocido y frunciendo el ceño respondo.

— ¿Si?

— ¿Por qué no me avisaste que irías donde tus tíos? —Miro a los guardaespaldas sorprendida de escuchar la voz de Matteo al otro lado de la línea.

—Lo decidí de último momento —respondo— no estoy acostumbrada a estar sola y extraño a mi hermana.

Escucho su suspiro.

—La próxima vez avísame. Odio enterarme por los soldados y no por ti —escucho reproche en su voz y asiento aunque claramente no me puede ver— mañana mi madre ira contigo. Ha conseguido a una mujer para que se encargue de la limpieza y...

—Te dije que podía encargarme de la comida.

—Lo sé y puedes hacerlo siempre que quieras, pero de igual forma la mujer se queda —escucho impaciencia en su voz— hablaremos después. Y mañana recuerda que mi madre ira a casa y espero no salgas.

—Matteo... —murmuro pero escucho como la llamada ha sido colgada— grosero.

Al ver que se detienen en la casa de mis tíos agradezco a los hombres y bajo rápido del coche para ir a la casa sencilla de mis tíos. Cuando mi tía abre luce sorprendida de verme allí y me analiza antes de dejarme pasar.

—Hola, querida —besa mi mejilla— imagino que vienes a ver a Nicole.

—Sí, tía. Realmente la he echado de menos...

—Solo ha sido un día, Stella —hace un gesto con su mano— vamos toma asiento y cuéntame, ¿Cómo se te ha hecho la vida de casada?

Sonrió tensa por su pregunta pues se lo que quiere saber, pero jamás obtendrá algo de mí. Además de que dudo mucho que a Matteo le haga gracia que comente que no tenemos intimidad.

—Tía, tu misma has dicho que solo ha sido un día, pero por el momento todo va bien.

Aprieta los labios por mi respuesta.

—Espero pongas en práctica lo que te enseñamos a ti y nos hagas sentir orgullosos. Se una buena esposa y una buena futura madre. Es un milagro que, con los antecedentes de tu padre, hayamos logrado meternos en la familia que gobierna.

—Por supuesto tía —sonrió al escuchar los pasos acelerados de Nicole por las escaleras antes de verla correr hacia mí. Me pongo de pie y nos abrazamos— te he extrañado mucho.

Sonríe.

—Bueno, dormir con Matteo debe ser mejor que conmigo. Él es guapo —se burla y a pesar de no quererlo me rio por su expresión picara.

— ¡Nicole! —La reprende mi tía— una señorita...

—No se expresa así —la arremeda causando más enojo en mi tía. Suspiro y le hago un gesto a mi hermana.