16.

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Matteo Vitale

Aryana tiene una peluca rubia en su cabeza aun y cierro la puerta de la habitación sobresaltándola. Me mira y comienza a sonreír.

—Pensé que no vendrías.

—Pensé en no venir, pero sabes que cumplo con lo que prometo —suspiro y miro alrededor— ¿De qué quieres hablar? Espero sea algo importante porque hasta tu hermano me advirtió no verte.

—Nicolás siempre de entrometido —rueda los ojos y se quita la peluca. Su cabello castaño claro está oculto en una malla— es sobre Leonardo.

—No puedo involucrarme en tu matrimonio, Aryana —ella se acerca a mí y le doy una mirada de advertencia que hace que se siente en la cama— sabes que va contra nuestras reglas involucrarnos y además tú ya no formas parte de nuestra organización, eres parte de ellos ahora.

Lanza la peluca contra el suelo y se pone de pie furiosa.

— ¡Porque ellos lo decidieron! ¡Yo tenía que haber sido tu esposa no esa mujer! —me señala con un dedo— y tú también jamás te pusiste los pantalones para oponerte cuando decidieron casarme, ¡Jamás te perdonare que permitieras que me vendieran como una puta!

—No podía hacer nada —no elevo la voz, pero a un así logro callarla— nunca fue oficial que nos fuéramos a casar tu y yo, así como tampoco voy a permitir tus putos berrinches. Vine aquí porque te conozco desde pequeña y pensé que realmente podías necesitar mi ayuda, pero no tienes idea de las consecuencias que traería si nos encuentran juntos aquí.

Sus ojos están llorosos y aparto la mirada. No puedo lidiar con sus lágrimas ahora.

—Vine a hacerte un favor —musita en voz baja y escucho como sorbe. Sé que está llorando.

— ¿Qué quieres decir?

—A pesar de que para ti yo ya no soy parte de tu preciosa organización crecí en ella, mi madre está allí y... sabes lo que siento por ti —vuelve a sorber y aprieto mi mandíbula— Leonardo quiere derribarte. Habla con los rusos y tiene tratos con algunos... grupos de motociclistas que son los que te venden armas y con los que tú también tienes tratos; los está poniendo en tu contra, por lo que se. También tienes a alguien que...

—Que le pasa información —completo por ella.

—Ese alguien fue quien... quien hizo que te atacaran los rusos en tu viaje.

Volteo a mirarla mirando su rostro rojo por el llanto y como me mira, me mira exactamente como lo hace desde niña. La clase de mirada que ningún hombre que pertenece a este mundo merece.

— ¿No serás tú un cebo para atraerme para hacer ir directamente contra él y ahora si comenzar un guerra de la cual no tengo tiempo para lidiar?

— ¡Te amo! ¡No quiero que mueras! No quiero que muera ni mi madre, ni mi hermano.

Me mantengo mirándola y asiento. Dieciocho años conociéndola me dan la ventaja de poder leerla bien, además de ser buena con las reacciones de las personas. Sé que dice la verdad.

— ¿Por qué estas traicionando a tu esposo?

—Porque no lo amo y lo desprecio —talla su rostro— Leonardo no es tan animal conmigo como mi padre, pero causa el mismo tipo de daño. He soportado tres años de infelicidad; he pensado en... matarme. Odio mi vida porque no es lo que yo espere durante tantos años.

—No quieras hacerme sentir culpable, Aryana.

Sonríe y es con tristeza.

—Sé que no lo conseguiría; a veces creo que no sientes nada.

CaníbalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora