𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 5

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✧═════════༺۵༻═════════✧

Seguimos atendiendo hasta que todo se terminó Gabriel y Joan estaban en un lado del salón observandome todo el tiempo.
- Meg esos hombres no dejan de verte, tal vez quieran tu número.
- Ni se te ocurra hacerla de cupido Ivon. Le dijo en un susurro, aún así se que ellos escucharon, los lobos tienen todos sus sentidos muy desarrollados, por ello mi nana siempre me decia que tenía que ser muy cuidadosa con todo lo que decia y hacía; fue también por ella que aprendí a cocinar muy bien, siempre elogiaban mis comidas solo que no sabian que era yo las que las preparaba, o eso pensaba hasta que Gabriel dijo aquello.
Empezamos a recoger todo, juntamos una bolsa de basura que me tocó llevar a la parte de atrás.
- Lindo corderito. - Una voz grave sonó detrás de mi provocando que diera un salto del susto.
- Usted?
- Vaya, vaya corderito, como está tu Nana? Preguntó con una sonrisa burlera, mis ojos se llenaron de lágrimas, tenía tantas ganas de golpearlo.
- No pue-des hacerme daño en territorio humano.
- Ja! El corderito tiene agallas. Veo que el tiempo te sentó muy bien, ahora tienes un olor diferente, un olor muy atrayente. - Se acercó a mi para oler mi cuello, mi piel se erizo puse mis manos para tratar de empujarlo, aunque fue totalmente inútil, era como si una hormiga tratara de empujar a un elefante. Cerré los ojos y escucheque un gruñido de disgusto.
- Tenemos compañía, en un mal momento. Ni una sola palabra corderito. - Me susurro a mi oído.
- Interrumpo algo?
- Si. Respondió el al mismo tiempo que yo.
- No! Grite y camine hasta Gabriel, nunca antes me había alegrado verlo.
- Que pretendes Eliseo?
- De que hablas, solo charlaba con una hermosa mujer.
- No te acerques a nadie de mi manada, si quieres tratar algo que sea directamente conmigo.
- Tu manada? Hasta donde se tu la expulsaste, además ella no es de tu manada, no huele como los tuyos. Ella es independiente, y si quiero hablar con ella o acostarme con ella lo haré sin que puedas impedirlo. - Gabriel apretó los puños, yo me llene de asco, Joan sujeto a Gabriel del hombro para impedir que hiciera algo.
- Ella es libre de elegir, tu no tienes autoridad sobre ella, le quitaste toda protección.
- No permitiré que le pongas un dedo encima, ella es....
- Meg, todo bien? Gracias a la diosa Luna Ernesto llegó para ayudarme a salir de esa extraña situación.
- Ernesto, vamos hay que limpiar todo. - Lo tomé del brazo y caminamos hacia adentro del salón.
- Que está pasando? - Preguntó acercándose a mi odio para que nadie oyera, aunque ellos si podían hacerlo, de igual forma le contesté.
- Parece que tienen problemas esos dos y yo me quedé en el fuego cruzado, gracias por salvarme. - Le sonreí, escuché un gruñido de Gabriel y una risa de burla de Eliseo.
Terminó todo con calma, después de aquello ya no volvía ver a esos lobos.
Esa noche tome el libro que mi Nana me había dado, busque entre sus páginas algun veneno para lobos, sabia que tenía algunos escritos porque en alguna ocasión mi nana me había dicho que al ser humana debía encontrar la forma de protegerme contra un lobo, pero nunca me dijo como hacerlo, se que temia que lo usara con todos en la aldea. Hojee el libro y encontré un veneno adecuado, no mataría a un alfa pero me daria el tiempo necesario para huir.
Al día siguiente después de atender la cafetería fui a comprar los ingredientes para prepararlo y tenerlo listo en el último día del Brunch.
Llevaba varias plantas y aceites, estaba concentrada en mi lista cuando sentí una mirada penetrante.
- Meghan.
- Joan que haces aquí?
- Salimos a caminar un rato. Hoy no fuiste a correr.
- No, mientras ustedes estén aquí.
- Tanto nos desprecias?
- Ja! Solo es mi instinto de supervivencia; haber déjame recordar, con ustedes solo obtuve, palabras de burla, bromas pesadas,  trabajo forzado, insultos, humillaciones, agresiones, bullying, ataques físicos...
- Yo jamás te insulte.
- No, pero estabas ahí, y nunca hiciste nada para impedirlo.
- Lo lamento, las cosas han cambiado, antes eramos niños.
- No creo que las cosas hayan cambiado, no de esa forma.
- No te gustaría regresar?
- No!
- Las cosas serán diferentes. - Llegó Gabriel para unirse a la platica.
- Porque regresaría a un lugar en dónde solo soy maltrata, aún lugar que no pertenezco; no gracias jamás regresare. Estoy perfectamente en dónde estoy, con los humanos, que me respetan, me valoran y me aman.
- Te aman? Quien rayos te ama?
- Edith, Mario, Ivon, Sarahí, Ernesto.
- Ernesto? El tipo de ayer? Que relación tienes con él?!
- Eso a ti que te importa! Me siento amada y protegida con ellos, ellos sin importarles que lleve o no su sangre me han cuidado, se han preocupado por mi, eso es lo bueno de ser humanos, yo me quedo con los mios; ni loca regresare con ustedes.
- Meg necesitamos hablar.
- Meghan.
- Que?
- Que te hace creer que puedes decirme solo Meg? No somos amigos, no somos familia, ni siquiera somos cercanos, dime Meghan, aunque te cueste más. - Su rostro mostraba tristeza y frustración, era como si realmente lamentara todo el trato que me habían hecho.
- Meghan necesitamos hablar.
- No, no quiero hablar con ustedes, solo los vere en el Brunch y eso solo porque es mi trabajo, despues de hoy en la tarde ustedes se iran y nunca mas nos volveremos a ver. No hay necesidad de hablar de nada.
- Mantente tu distancia con Eliseo, es el alfa de los susurradores.
- Que te hace pensar que deseo estar cerca de alguno como ustedes, toda su raza es igual, son creídos, prepotentes, creen que el mundo está a sus pies, nos ven como seres inferiores, ustedes son lo peor. No quiero estar cerca de ninguno. - Me di vuelta para alejarme.
Los susurradores son una manada de lobos del oeste, son seres agresivos, tomaban todo lo que deseaban hasta que las otras manadas les pusieron un alto, desde entonces mantienen sus movimientos en secreto. Tanto que nadie supo quien fue el que atacó la aldea de los Colmillos Negros, nadie exepto yo que me tope de frente con ese tal Eliseo.
Mi mente estaba abrumada por todo necesitaba despejarme, sin darme cuenta llegué hasta la biblioteca de la ciudad. No sabía porque estaba ahí pero entré.
Recorrí los pasillos hasta que llegue a un estante de cuentos de folklore de esa ciudad lo tomé y comencé a hojearlo, había historias de leyendas antiguas, incluso hablaban de los lobos, iba a llevármelo pero no me lo permitieron, esos libros solo se leían en la biblioteca. Lo tomé para leerlo.
Hablaba sobre el antiguo bosque en donde solia vivir una manada de lobos muy salvajes que atacaban al pueblo, fue hasta que un grupo de cazadores llegó para liberar al pueblo de esas bestias. Mataron a la mayoría y los que sobrevivieron huyeron a las montañas. Aquellos cazadores continuaron su camino librando a los pueblos de la feroz amenaza. Esa historia jamás la había escuchado, ni Nana me la había contado, supongo que es propia de los humanos.
Deje el libro en su lugar y corrí, iba tarde para el Brunch.
Afortunadamente ese día la reunión de los empresarios se prolongó por casi una hora, cuado las puertas se abrieron todos estaban muy hambrientos.
Atendimos lo más rápido que pudimos, Leonardo se acercó para hacerme plática, era muy amable y gracioso, en varias ocasiones me saco varias carcajadas, durante el rato que estuvimos hablando sentía las miradas de Gabriel, Eliseo y Joan sobe mí, fue incómodo, afortunadamente sería el último día.
- Al fin terminó todo.
- Hoy si acabaron con toda la comida.
- Me luci con los aperitivos, no?
- Si, pero los postres de Meg estuvieron a otro nivel.
- Llevemos todo a la camioneta para llevarlo a la cafetería.
- Como sigue Edith?
- Aún tiene fiebre.
- Estaba muy emocionada con servir en el Brunch, que mal que se haya enfermado.
- Afortunadamente pudimos con todo.
- Fue gracias a ti, sacaste adelante el evento.
- La otra semana será más tranquila, perfecta para celebrar tu cumpleaños.
- Si, vamos a bailar hasta que nos duelan los pies.
- Solo pasaremos bien un par de horas.
- No, no siempre se cumple 21, es una fecha especial.
- Especial? Que tiene de especial cumplir 21?
- Mi madre dice que es cuando la mujer alcanza su madurez, es decir eres perfectamente perfecta.
- Jajaja eso es a los 18.
- No para las mujeres, mi madre dice que es un número sagrado, es especial.
- Como celebro tu cumpleaños 21?
- Me baño con hierbas, incienso y me dió mil consejos para cuidarme. Ah y me leyó las cartas
- Jaja tu mamá es muy especial, quisiera una como ella.
- Saben que a ella le gusta todo lo esoterico, tiene cientos de libros de leyendas antiguas, de hierbas, de magia. Todo es muy interesante.
- Crees que quiera leerme las cartas?
- A mi también!
- Será divertido.
- Jejeje bien, que les parece si el viernes nos vemos a las 6 en mi casa para que les lean las cartas y de ahí nos vamos al club a celebrar el cumpleaños de Meg.
- Si.
- Gracias.
- Yo me apunto.
Toda esta conversación fue escuchada por los lobos que aún permanecían en el salón, había otro hombre que se me quedaba mirando, no me había dado cuenta pero era aún más misterioso que todos los demás.
El sábado al mediodía había salido al centro para comprar unas pastillas, al salir de la farmacia fui rodeada por unos brazos.
- Me extrañaste?
- Mario! Salte a sus brazos el me movió de lado a lado como si fuera un peluche, entre el sangoloteo se cayó mi bolsa, Mario me bajo y me ayudo a recoger todo y unas manos se nos unieron.
- Gracias. sonreí como agradecimiento por la ayuda.
- A caso piensas usar esto con él? Preguntó con su voz grave conteniendo su irá. Apretando con todas su fuerzas el pequeño envoltorio que contenía un preservativo.

Continuará...

ꜱɪ ᴛᴇ ɢᴜꜱᴛᴏ ᴇꜱᴛÁ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ ᴛᴇ ɪɴᴠɪᴛᴏ ᴀ ʟᴇᴇʀ ᴍÁꜱ ᴇɴ ᴍɪ ᴘÁɢɪɴᴀ:

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La Meiga y el Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora