Entre el colapso y el olvido

3 0 0
                                    


El ser humano es curioso. Los problemas no siempre nacen de situaciones externas, sino de la sobrecarga de pensamientos. Pensamientos que, aunque no necesariamente sean negativos, acaban autodestruyendo la mente. A veces siento que mi mente está a punto de colapsar por el exceso de información que procesa. Es como si, en un segundo, la avalancha de ideas me sobrecargara tanto que, al instante, me olvido de todo. Me quedo en blanco, muchas veces. Es frustrante, porque cuando quiero expresar todo lo que he pensado, cuando quiero poner en palabras esas fallas que veo en las cosas, los pensamientos simplemente se desvanecen, como una brisa fugaz que desaparece sin dejar rastro.

En medio de todo esto, surgen las dudas. Me pregunto si la gente me ignora, si piensan mal de mí, si en realidad no le importo a nadie. Son preguntas que atraviesan mi mente como destellos en esta sobrecarga mental. Pero lo extraño es que, minutos u horas después, esos pensamientos desaparecen de la misma manera en que llegaron.

Es curioso. Tengo la capacidad de no pensar en nada, de no estresarme, de no agobiarme... o al menos eso parece. Pero la realidad es que todo ocurre tan rápido, en un proceso tan vertiginoso, que cuando mi mente colapsa, me olvido de todo. Es como si mi propio cerebro se apagara para protegerse de tanto pensar.

Y aquí me encuentro, preguntándome: ¿es esto un privilegio o una maldición? ¿Es afortunado poder desconectarse tan fácilmente o es desafortunado no poder controlar lo que pasa en mi mente? A veces pienso que esta forma de ser es una bendición, pero otras veces, el vacío que queda después del colapso se siente más como una carga.

La mente de un chico con TDAHWhere stories live. Discover now