Entre la sencillez y la complicación emocional

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Me cuesta entender la mente de los demás. No sé si el problema está en mí o en la complejidad de los pensamientos de los otros. Conocí a una chica a través de un videojuego, y poco a poco se fue desarrollando una amistad. Hablábamos durante horas, pero para mí no había ningún sentimiento más allá de pasar el tiempo charlando. Nuestras conversaciones eran, en su mayoría, tonterías, cosas que se me ocurrían al azar, sin mucho sentido la mayoría de las veces.

El tiempo fue pasando, y después de algunos meses, decidimos quedar en persona. Ella venía de una relación de nueve años que, aunque continuaba, estaba llena de problemas. En algún momento, ella decidió que quería ir a por mí. Yo, sin tener claro lo que sentía, dejé que las cosas fluyeran. Esa noche salimos, bebimos y compartimos la misma habitación... bueno, ya uno se lo puede imaginar.

Con el tiempo, traté de dejarle claro que no me gustan las cosas que avanzan rápido, ni las relaciones complicadas. No soy alguien que pueda estar pendiente de otra persona todo el día. Apenas estoy pendiente de mí mismo, así que imaginarme haciéndolo por alguien más me resulta imposible.

Conforme la fui conociendo mejor, me di cuenta de que, en lugar de atraerme más, nuestras diferencias empezaban a chocar. Nuestras formas de pensar no coincidían, y aunque yo seguía tranquilo, ella parecía forzarse a entender mi manera de ver las cosas, pero no lo lograba. Cuando intentaba explicarle algo, ella actuaba igual que siempre. Era problema tras problema, y yo no sabía cómo hacerle entender lo que realmente pasaba por mi cabeza.

Ella quería que le prestara más atención, que fuera más cariñoso, que me centrara solo en ella. Era obvio que, a través de sus palabras y sus gestos, buscaba algo más. Pero al expresarle mis pensamientos, su forma de defenderse era la negación: "No, yo no busco pareja, solo quiero conocerte mejor".

Hoy mismo me ha pedido que hablemos de nuevo sobre todo esto. No sé cómo abordar el tema. Creo que es una de esas personas a las que hay que hablarle de forma tajante para que comprendan. No quiero romper nuestra amistad, pero no veo otra forma cuando el diálogo no parece funcionar, no importa cuántas veces lo repita con calma.

Mi mente es más sencilla. No me gustan las cosas complicadas. Vivo cada día con la idea de que, si mañana muero, pueda decirme a mí mismo: "He sido feliz". Evito los problemas, especialmente aquellos que son innecesarios, esas tonterías que tanto parecen atraer a la gente. El ser humano, a veces, se complica demasiado la vida.

La mente de un chico con TDAHWhere stories live. Discover now