Capítulo veintiuno
El último día
Junio 05, 2018
Adriel Miller
El último día de clases llegó como un susurro entre risas y despedidas. Las aulas, usualmente llenas de nerviosismo y tensión, ahora estaban inundadas de una alegría desenfrenada. La emoción en el aire era palpable, una mezcla de libertad y expectativas. Sin embargo, en mi pecho, una tormenta se preparaba. Me senté en mi escritorio, rodeado de mis amigos, mientras los últimos minutos del año escolar se deslizaban lentamente. Noah y Brad estaban a mi lado, hablando animadamente sobre sus planes para el verano, pero mi mente estaba en otra parte, perdida en la incertidumbre.
Miré hacia la esquina del salón, donde Sabik estaba riendo con un grupo de compañeros. Su risa resonaba en mis oídos como una melodía familiar, y sus ojos brillaban con una luz que me hacía olvidar todo lo demás. Cada vez que sonreía, una mezcla de calidez y ansiedad me invadía. Sabía que pronto tendría que decirle que me mudaría a Boston, pero aún no era el momento. La incertidumbre del cambio me mantenía atrapado en una especie de parálisis.
—Adriel —me susurró Noah, sacándome de mis pensamientos—. ¿Vas a decirle algo a Sabik?
—No, aún no —respondí, sintiendo que el nudo en mi estómago se apretaba cada vez más.
Brad se giró hacia mí, su expresión seria.
—¿Por qué no? Es el último día. Podría ser el momento perfecto.
La verdad era que no quería arruinar el último día de clases, un momento que debería ser especial. Sentía que decirle a Sabik que me mudaría solo traería tristeza a un día que debería ser solo alegría.
—No lo sé, chicos. No quiero que todo se sienta pesado. Estamos terminando el año escolar, y hay tanta emoción en el aire —dije, evitando sus miradas inquisitivas.
Noah frunció el ceño, cruzando los brazos sobre el pecho.
—Pero, Adriel, si te mudas, ¿no crees que deberías decírselo? Sabik tiene derecho a saberlo.
No podía evitar sentirme atrapado. Sabik era importante para mí, y quería que su último día de clases fuera especial. En ese momento, decidí que debía guardar mis sentimientos un poco más.
Finalmente, la campana sonó, y los estudiantes comenzaron a levantarse, preparándose para salir. Mi corazón latía con fuerza mientras me dirigía hacia Sabik. La miré y, en ese instante, todo mi miedo se desvaneció. Solo quedaba el deseo de disfrutar del tiempo que teníamos juntos.
—Pelirroja —dije, acercándome con una sonrisa nerviosa.
Ella se volvió hacia mí, su sonrisa iluminando todo a mi alrededor.
—Castaño, estoy tan emocionada por el verano. Quiero disfrutar el tiempo que perdimos —dijo, con un brillo en sus ojos que me hizo sentir que el tiempo se detenía.
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Dulce amor #2
RomanceLIBRO 2 "Porque a veces el primer amor no era la primera pareja que has tenido, si no la primera persona que te ha marcado de una manera positiva, pero por cosas del destino esa "relación" no llega a ningún lado, y aunque la relación que tuve con l...