Capítulo doce
Consejos sabios
Mayo 06, 2018
Adriel Miller
Sentado en el sofá, viendo una película en blanco y negro con mis abuelos, siento que los días han pasado como un suspiro. Este último mes y medio ha sido una montaña rusa de emociones y eventos que todavía trato de procesar. La calma que me rodea ahora es un contraste radical con la vorágine en la que he estado inmerso. A lo largo de las semanas, he ido construyendo un entendimiento más profundo de mí mismo, gracias a las sesiones con Rossi, mi terapeuta. Al principio, la idea de abrirme a alguien y contarle mis pensamientos más íntimos me daba algo de miedo. ¿Cómo iba a decirle a un extraño lo que ni siquiera yo sabía cómo expresar? Sin embargo, con el tiempo, descubrí que Rossi tenía una habilidad especial para hacerme sentir cómodo, para crear un espacio seguro donde podía hablar sin miedo a ser juzgado.
Recuerdo una de nuestras primeras sesiones, cuando le hablé del fútbol y de la ansiedad que me producía. Siempre he amado el fútbol, pero esa pasión venía acompañada de una presión que, en los últimos tiempos, me resultaba cada vez más difícil de manejar. Antes de cada partido, sentía un nudo en el estómago, como si algo estuviera a punto de salir mal. Pero con Rossi, aprendí a desentrañar esos miedos, a ver de dónde venían y cómo podía enfrentarlos de manera saludable. Hemos hablado de todo: del fútbol, de Sabik, de mis sentimientos por ella. A medida que avanzaban las sesiones, me di cuenta de que, aunque no podía controlar todo lo que sucedía a mi alrededor, sí podía controlar cómo reaccionaba ante ello.
Por ejemplo, Sabik. Durante este último mes en que ella estuvo ausente, he pensado mucho en lo que siento por ella. Me cuesta no extrañarla. He estado viendo sus competiciones de patinaje sobre hielo por internet, y cada vez que la veo deslizarse sobre la pista, siento una mezcla de admiración y orgullo. Es como si el hielo fuera su elemento, como si hubiera nacido para eso. Pero mientras la veo, también me pregunto si ella siente lo mismo por mí cuando me ve jugar al fútbol. ¿Piensa en mí de la misma manera en que yo pienso en ella? Rossi me ayudó a darme cuenta de algo: estaba enamorado de Sabik, lo sé, pero eso no significa que sea el momento adecuado para nosotros. Hay una parte de mí que quiere que las cosas funcionen, pero también sé que no todo depende de mí. He aprendido que a veces, cuando no es el momento, es mejor no forzar las cosas.
Sabik y yo seguimos caminos muy distintos. Mientras ella se dedica al patinaje, yo sigo enfocado en el fútbol. Y aunque me encantaría que nuestras vidas se alinearan de alguna manera, no puedo evitar preguntarme si ahora es el momento adecuado. Sabik regresará en unos días, y estoy emocionado por verla, pero también siento un nudo en el estómago. ¿Qué pasará cuando la vea? ¿Cómo reaccionará ella al verme? No sé si todo será como antes o si algo ha cambiado en este tiempo de separación. Hay una parte de mí que quiere hablar con ella, ser honesto sobre lo que siento, pero también hay otra parte que teme que nuestras vidas ya no encajen como antes.
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Dulce amor #2
RomanceLIBRO 2 "Porque a veces el primer amor no era la primera pareja que has tenido, si no la primera persona que te ha marcado de una manera positiva, pero por cosas del destino esa "relación" no llega a ningún lado, y aunque la relación que tuve con l...