Capítulo 3

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Capítulo tres

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Capítulo tres

Tres haditas

Enero 12, 2018

Adriel Miller

Ato mis cordones y me preparo mentalmente para ir a trotar después de descuidarme físicamente por un tiempo, doy un suspiro y salgo silenciosamente de casa, tengo una hora, media hora de ida y media hora de vuelta a casa.

El panorama es el cielo en vuelto por las pocas estrellan que le quedan, pongo la Playlist de Spotify, y sigo mi camino, aquel que recorría cada mañana, en cada helada, lluvia o sol, con las canciones que me daban la energía suficiente

Después de recorrer la media hora que me propuse, me tomo unos minutos de descanso al sentir que mis piernas comienzan a flaquear, mi cuerpo ya estaba acostumbrado a las practicas de futbol, me siento en un banco bebiendo un poco de agua apreciando el paisaje, las nubes grises se empezaban a apoderar completamente del cielo.

Estiro mis brazos hacia los costados y luego hacia arriba, una gota cae sobre mi rostro y me quedo ahí cuando siguen más, segundos después me encuentro volviendo a casa bajo la lluvia, mi mente solo maquina la conversación que tuve con Sabik después de la entrevista.

—¿Por enamorarte de mí? Entonces déjame pedirte perdón a mí también.

Después de esa entrevista las cosas por fin están donde deberían estar.

Decido volver a casa bajo la lluvia. 

—¡MADRE MÍA! —Grita Lorena y yo doy un salto en consecuencia, carajo, ¿Qué hace Lorena despierta tan temprano? — ¿Me quieres matar hijo? —Me cuestiona poniendo su mano en su pecho

—No, no, lo siento lor... —Me quedo en silencio cuando te da aquella mirada que hacen todas las madres— Mamá, lo siento mamá —Cambio la palabra y ella me da una sonrisa

—¿Qué haces despierto tan temprano? y empapado

—Trotar, es obvio ¿no? —Digo y ella observa mi vestimenta, que era sencilla y cómoda, como para ir a trotar por la mañana

—¿Lo retomaste? —Pregunta sin poder esconder la felicidad

Asiento con la cabeza.

Después de todo mamá siempre iba a estar ahí, en mis tropiezos, en mis logros, cuando lloro, cuando rio, cuando me siento un fracaso, ella esta

—Me alegro por ti mi vida, pero por favor ve a darte una ducha —Dice alejándose de mí y tapándose la nariz en broma

—¡Mamá!

—Ahora tienes una razón para ducharte todos los días —Entrecierro los ojos y mamá suelta una sonrisa

—Me ducho todos los días Lorena

—¿Con jabón? —Hoy despertamos de buen humor al parecer.

—¡Lorena!

—Bien, bien —Levanta los brazos en rendición— No te quito más tiempo Adrielito

Dulce amor #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora