LIBRO 2
"Porque a veces el primer amor no era la primera pareja que has tenido, si no la primera persona que te ha marcado de una manera positiva, pero por cosas del destino esa "relación" no llega a ningún lado, y aunque la relación que tuve con l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo nueve
Descontrol
Marzo 07, 2018
Adriel Miller
La música vibraba en cada rincón de la casa, pero mi mente no estaba allí. A lo lejos, entre la multitud, vi una figura que no quería ver: Jackson. Sentí mi cuerpo tensarse. Había estado evitándolo desde que lo vi entrar, como si no hubiera hecho lo que hizo.
—¿Qué pasa, Adriel? —me preguntó Brad, que estaba justo a mi lado, observando cómo me desconectaba cada vez más.
—Nada, solo... no me siento del todo bien —mentí, sin apartar la vista de Jackson.
Brad me estudió por un segundo, pero no insistió. Sabía cuándo no debía preguntar, y este era uno de esos momentos. Noah, que estaba del otro lado de Brad, había notado mi inquietud y seguía la dirección de mi mirada. Sus ojos se estrecharon al ver a Jackson, y me lanzó una mirada que decía todo sin necesidad de palabras. Él tampoco estaba contento con su presencia.
—Ese tipo tiene valor para aparecerse aquí —dijo Noah, más para sí mismo, pero lo suficiente alto como para que lo escucháramos.
—No debería estar aquí —agregué, con la mandíbula apretada.
—Espera... ¿está viniendo hacia nosotros? —preguntó Brad, con sorpresa.
Mi corazón dio un vuelco. Jackson había comenzado a caminar directamente hacia nosotros. Su paso era seguro, su sonrisa despreocupada. Todo en él gritaba arrogancia. Por un segundo, pensé en darme la vuelta y alejarme, evitar esta confrontación. Pero algo en mí se negó. No iba a huir.
Jackson se detuvo frente a nosotros, con una sonrisa que, para cualquiera más, podría haber parecido amigable. Pero yo sabía mejor.
—Vaya, vaya... —dijo con una voz impregnada de burla—. Brad, Noah, Adriel. Qué sorpresa verlos aquí.
—No es ninguna sorpresa verte, Jackson. Eres como una mala hierba, apareces donde no te quieren —respondió Brad, su tono seco y directo.
Noah cruzó los brazos, claramente molesto, pero dejó que Brad hablara. Yo, en cambio, apenas podía contener mi rabia. Mis manos temblaban ligeramente a mis costados, y mis dientes rechinaban con fuerza.
—Vamos, chicos. No vine a causar problemas —continuó Jackson, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Solo quería saludar.
—¿Saludar? —Noah bufó—. Después de lo que hiciste, ¿crees que puedes aparecerte aquí como si nada?
Jackson levantó las manos, como si estuviera ofendido por la acusación.
—No sabía que todos guardaban tanto rencor —dijo, mirando en mi dirección—. Creí que ya habrías superado eso, Adriel.