CAPÍTULO 16

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Emma: 

El beso empezó a ser suave, como siempre. Pero algo cambió. Podía sentirlo en la forma en que Grace me sostenía, de la manera en que sus manos, firmes pero delicadas, recorrían mi espalda. El calor que sentía a través de su piel no era solo el de siempre. Era más intenso, más decidido. Me separé un segundo para mirarla a los ojos, pero cuando lo hice, vi una chispa diferente. Una chispa que me decía que esta vez ella iba a tomar el control.

Antes de poder procesar lo que estaba ocurriendo, sentí su mano deslizándose por mi cintura, acercándome más hacia ella. Apenas me dio tiempo de respirar antes de que me empujara suavemente contra el sofá, haciéndome caer de espaldas mientras ella se inclinaba sobre mí. El calor de su cuerpo encima del mío me llenaba de una seguridad extraña, como si me estuviera diciendo que todo iba a estar bien,  pero, de repente, una sensación incómoda se deslizó en mi interior, silenciosa pero intensa. Mi mente, que hasta hacía unos segundos solo estaba concentrada en ella, comenzó a llenarse de dudas.  Claro que la deseaba, eso no era el problema, era el hecho que yo me sentía tan imperfecta, tan repugnante que me hacía cuestionar el que si le iba a poder gustar así.  

¿Y si no soy suficientemente atractiva para ella? ¿si ya no le gusto despues de esto? yo no soy el tipo de chica que le puede gustar, no soy tan delgada como las que le llegaban a coquetear, ni mucho menos tenía un cuerpo de una modelo. 

Sentí mi cuerpo tensarse levemente bajo sus manos. Mis dedos se aferraron a su camisa, pero ya no estaba disfrutando como antes.  Sin decir una palabra, Grace se apartó un poco, sus ojos buscando los míos con una suavidad que me hizo sentir vista, comprendida sin necesidad de hablar. Me miraba con esa mezcla de preocupación y cariño que siempre

—¿Estás bien, mi amor? —preguntó en un susurro, su pulgar acariciando mi mejilla

—Claro que si—mentí— solo estás fría— ella pareció no convencida con mi respuesta, y a decir verdad soy terrible mintiendo. 

—Em, no tenemos que hacer nada que no quieras —dijo con una sonrisa cálida, una que me hizo sentir una mezcla de alivio. Ella en verdad es un amor de ser humano. 

Se levantó de encima de mí, dándome espacio, y yo me dejé caer contra su pecho, escuchando el ritmo lento de su respiración. Me abrazó, acariciando mi cabeza, envolviéndome en esa seguridad que solo ella podía darme. Cerré los ojos.

—¿Cuál era la película que tenías en mente? —pregunté, mi voz un poco más tranquila ahora que el nerviosismo inicial había desaparecido.

—Mmm... —Grace se quedó pensativa por un segundo—. Algo tranquilo, ¿te parece? Nada demasiado dramático.

Solté una pequeña risa, asintiendo. —Sí, lo dramático lo dejamos para otro momento —dije en broma, aunque por dentro todavía podía sentir las emociones intensas burbujeando bajo la superficie.

Grace se inclinó hacia la mesa y buscó el control remoto, pasando película tras película, hasta encontrar la que estaba buscando. Pero mientras lo hacía, mi mente seguía corriendo en mil direcciones.No era solo el momento, ni las inseguridades que había sentido antes, era algo más profundo. ¿Y si nunca me siento lo suficientemente bien para ella? Suspiré, tratando de ahogar ese pensamiento. Sabía que Grace nunca me había hecho sentir menos. De hecho, siempre hacía lo contrario, haciéndome sentir querida, importante, como si no hubiera nadie más en el mundo para ella. Pero mis inseguridades. Sabía que estaban ahí, y odiaba que se interpusieran en los momentos que más deseaba disfrutar.

La película comenzó, pero apenas prestaba atención. Grace, a mi lado, se concentraba en la pantalla, y aunque mi cabeza descansaba en su hombro, mi mente no dejaba de divagar. Cuando el sonido de la película ya no podía distraerme más, mis ojos se cerraron por completo y, antes de darme cuenta, me quedé dormida.

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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THE DAY I MET YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora