capitulo 28

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Alex y yo nos levantamos del suelo y caminamos en dirección de la salida. Fije la mirada directamente a una silueta que observó marcharse cuando nos acercamos; en cierta parte me parecía conocida, pero lo dejé pasar.

—Amargada mía, cuando quieres que te lleve a dónde, Sami —entrelazó sus dedos.

—Cuando nos den vacaciones, faltan unas dos semanas, nada más —sonreí ampliamente a su lado.

Tomé el bus a casa y él se marchó en su carro. Yo quería tener tiempo para pensar.

Coloque una música de Billie Eilish, Lovely. Amo esa música de mis favoritas. El camino a casa fue tranquilo para mí y para los demás pasajeros. No lo creo; estaban unos chicos peleándose, por algo que no me importa, pero a uno de ellos lo terminaron bajando.

Me bajé en la parada cerca de casa y seguí mi camino a casa. Cuando estuve a punto de llegar, me arrepentí de entrar en esa casa sola sin nadie. Cogí mi teléfono y le marqué a Iam.

Yo lo esperaba sentada en las escaleras fuera de la casa, observando el cielo y su atardecer. La iban a hacer casi las 7, pero el sol seguía en pie; parecía que no me quisiera dejar sola.

—Oh Dios, a pesar de que me haces pasar por todo esto, por todo este desastre emocional, sigues a mi lado, sigues aquí, todavía queda luz, no me dejas sola. —Una lágrima salió y paseó por mi mejilla; —¿Por qué me haces esto a mí?— susurré.

—Hola, mi amor, yo te respondo esa pregunta.

—Iam —volteé en su dirección.

—Si soy Iam, ¿dime por qué no querías pasar a tu casa?

—Está sola, y tenía miedo —bajó la mirada.

—¿Miedo a qué?

—Miedo a volver a recaer, miedo a verme en un espejo y ver lo mal que estoy así, aparente lo contrario, ver lo sola que estoy; mis padres no están y no sé. IAM me interrumpió.

—No sabes qué te falta, verdad —volteé a verlo—. No estás sola, Ani, estás conmigo. Si te ves en un espejo, no vas a ver lo destrozada que estás, vas a observar una mujer valiente y fuerte, y no vas a volver a recaer. Yo estoy contigo, Reina.

—No soy valiente ni fuerte.

—Si lo eres, saliste de eso muy rápido y hoy hablaste con Alex y fuiste valiente. Te vi a lo lejos; nunca lloraste ni decaíste; eres la mujer más fuerte que conozco, mi niña.

—Entonces fuiste tú.

—Sí fui yo quien se marchó cuando ustedes se levantaron a marcharse. Pasemos mi reina.

Entramos a la casa y subimos a mi cuarto.

—Ani estoy para ti.

—Lo sé, mi amor— me acurruqué en sus brazos y él me abrazó.

Nos pedimos unas hamburguesas y unas pizzas para los dos, para ver una película de terror.

—¿Por qué tenemos que ver el conjuro?—pregunté aterrada, abrazando mi peluche, tapada de pies a cabeza con mi cobija.

—Porque es la mejor película de terror, Ani, es obvio, —sele alzó la comisura del labio—, pero tranquila, voy a estar a tu lado.

—Si me dejas sola, te persigo.

Mientras avanzaba la película, más me asustaba: apachurraba mi peluche con cada susto que me daba. Al contrario, IAM estaba normal y se burlaba de mí cada vez que me asustaba. Cuando terminó la película, limpiamos la sala y nos fuimos a dormir a mi cuarto, porque yo no pensaba dormir solita.


The story of my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora