En un mundo donde las llamas no solo consumen el cuerpo, sino también el alma, Takemichi Hanagaki se enfrenta a su peor pesadilla. Tras un fatídico encuentro con la muerte, se le ofrece una segunda oportunidad, pero a un precio aterrador: su vida qu...
Lo sabía, él sabía que recibir una segunda oportunidad significaba cambiar el camino que te llevó a tu final. Era una oportunidad de arrepentirte y tomar mejores decisiones, de avanzar con cautela, a pasos lentos y meticulosos. Claro, planear qué hacer, cómo hacerlo y buscar miles de formas para no terminar de la misma manera. Él, claramente, lo sabía, sí, pero lo que no sabía era;
—¿Por qué yo?— Era una cuestión, algo que comenzaba a consumirlo por dentro. Tomaba esta decisión como tonta, ¿por qué escogerlo a él? Muchas personas esperaban por una segunda oportunidad al morir, la deseaban tanto que la posibilidad de recibirla era muy baja. Él nunca esperó esa segunda oportunidad, él ya lo había aceptado. Su final doloroso que lo llevó ahí después de haber "cerrado" sus ojos.
El hombre frente a él, un hombre vestido completamente de negro. Su rostro siendo imposible de ver y su voz estando distorsionada. Podría darle miedo, podría estar asustado de aquel ser, pero estaba tranquilo. Su corazón estaba en paz, o quizá no latía porque estaba muerto... Desvió la mirada cuando aquel hombre dio un paso al frente.
—Nos pareciste interesante— Su respuesta hizo que más incógnitas se presentarán en él, como signos interrogativos sobre su cabeza. Habían más, lo notó al mirar alrededor. Vestimentas iguales, sus rostros borrosos. Su voz no estaba distorsionada, eran todos ellos hablando al mismo tiempo. Distintos tonos, agudos y graves, distintos idiomas.
Era raro, él se sentía raro. Su voz salía seca, su cuerpo lo notaba más ligero, sus alrededores pudieron haberle dado más respuestas que preguntas, pero claramente no fue así. Un espacio oscuro, frío, insípido... Las personas tampoco le daban tanta seguridad, lo confundían.
—Tendrás una nueva oportunidad— Exclamaron —. Tu futuro será el mismo, recorrerás el mismo camino, pero serás capaz de cambiarlo.
Su cuerpo sintió un escalofrío, regresó su mirada al frente y se sintió sudar frío. Su vista captó los ojos rojos de ese ser, la sonrisa enorme y la sangre reciente en su vestimenta.
No pudo hablar, su garganta se cerró. Tuvo miedo, el hombre se acercó a él y se puso de cuclillas, siendo un inútil intento de quedar a la altura del chico.
—Podrás regresar cuantas veces quieras. Pero solo podrás hacerlo si nos mantienes entretenidos— Murmuraron con sorna. Sus voces parecían unificarse, pues cada vez sonaban más como uno solo. Los brazos de todos los hombres se extendieron hacia él, incluso el del hombre con el que estaba frente a frente —. Para eso debes cerrar el trato.
Quiso negarse, decir que no y descansar para siempre, pero su cuerpo se movió solo, su mano se extendió y tomó la contraria. Sus risas le contestaron la pregunta; no había forma de negarse.
—Una última cosa antes de irte— Susurraron, el eco expandió el sonido de las voces hacia sus oídos —. Nosotros decidiremos cuándo pararás, de lo contrario quedarás encerrado en un bucle infinito. Te deseamos suerte.
Sintió un rayo caer sobre él, la electricidad recorrió cada extremidad suya y lo llevó inmediatamente a la inconsciencia. Finalmente volvió a cerrar los ojos, de una forma igual de dolorosa que la primera vez y volviendo a ver una sonrisa en el rostro de la muerte.
"La necesitarás"
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