Soñando con ¿El diablo...?

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Bill desde ya hace una semana había tenido sueños raros, con personas que jamás había conocido o visto y siempre tenia que salir el niño rubio. Bill se sentía como que estaba viendo una serie en vivo y en directo.

-¿Bill me estás escuchando?.- Kenai le preguntó con su claro ceño fruncido.

-Ouh lo siento..- Bill se sonrojo.

-Deja a Bill Kenai.- Reprendió Charlie.

-Pero..- Charlie lo interrumpió.- Es que..- El mayor lo volvió a interrumpir.- Mierda Charlie deja de interrumpir o por los cojones que te parto las bolas.- Respondió exaltado.

-¡Basta!.- Grito Bill quien había sido alejado del círculo de amistad.

-¡Oh bien!.- Grito Kenai.- Me largo.- Tomo su mochila y se fue hechando humo (literalmente).

El pelirrojo y el pelinegro miraron el camino por donde se fue el pelirubio, luego se miraron sorprendidos, quedaron en silencio un momento hasta que Bill lo rompió.

-Tengo que irme mi mamá me espera.- Y sin esperar respuesta se levantó y tomo sus cosas para luego irse.

Bill ya no ocupaba el 'mami' como apodo cariñoso hacia su mamá, desde que Tom se había ido todo cambio, Bill dejo un poco su lado tierno e inocente, ahora todo le fastidiaba. Poco a poco su brillo se iba a pagando ya no era más ese niño alegre, cariñoso, tierno e inocente todo se iba desmoronando, se miraba cada día más deteriorado.

Bill estaba pálido, sus ojeras se marcaban cada día más, daba el aspecto de estar enfermo su maquillaje se miraba más desaliñado, sus ropas ya no eran tan extravagantes, su pelo se miraba mal tratado y descuidado, estaba más flaco había adelgazado de una manera casi enfermiza pero simplemente a él no le importaba. No le importa, no desde que el Diablo se fue de su lado.

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-Ya vine.- Había Exclamado.

Pero como siempre su casa estaba sola, no había rastro de su familia, ya que era domingo y debían de estar en la iglesia. La casa se sentía fría y vacía, el menor vio a través de la ventana y pudo ver a un pájaro viendo directo hacia él, sintió una descarga eléctrica muy conocida pero no quiso emocionarse y trato de disipar las emociones y escenarios que creaba su mente.

Fue hasta la cocina para preparase algo, pero como no tenía hambre solo se hizo un café y cuando lo termino fue hasta su habitación la cerró con llave no tenía gana de irse a bañar por lo que solo se quitó la ropa y quedó en boxer volteó haber  a la ventana porque sentía que alguien lo estaba viendo, grande fue su sorpresa cuando vio al pájaro.

-¡Mierda!.- Grito pegando un susto de muerte cuando vio al pájaro viendolo de cerca y muy concentrado.

-Es hora de irse, no tengo pan ni maíz.- Hablo y movió sus manos tratando de formular unas palabras con ellas para que el pájaro no tan fácilmente le entendiera.- ¡Ahg! Que estupido soy.- Se maldijo.

Se acercó hasta la ventana y la abrió.- Shu shu.- Trato de correr al pájaro pero no logro nada.

Cansado y sin fuerzas cerró la ventana y se tiró en la cama y tan pronto como cayó se durmió igualmente fundiendose en los sueños del niño rubio.

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LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora