Capítulo 5: Bienvenidos al entrenamiento del dragón

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De nuevo, la casa de Estoico aparece en la pared. Su hogar ha cambiado un poco desde que ocurrieron estos hechos, pero sigue siendo su hogar el que lo saluda, con su hijo subiendo las escaleras a cuatro patas en un intento de escapar de la vista de Stoick.

Él fracasa.

Estoico: "Hipo".

Hipo se encoge.

En tiempo real, Estoico también lo hace.

Hipo: "¡Papá! Eh... Tengo que hablar contigo, papá".

Estoico: "Yo también necesito hablar contigo, hijo."

Juntos hablan : "He decidido que no quiero / Creo que es hora de que aprendas / a luchar contra dragones. ¿Qué?"

Estoico concede : "Ve tú primero".

Hipo: "No, no, primero".

Estoico: "Está bien. Tu deseo se cumplirá. Entrenamiento de dragón. Empezarás por la mañana".

Hipo palidece. "¡Oh, Dios, debería haber ido yo primero!"

Stoick resopla, como hacen muchos otros. Enfadados o no por la liberación del Furia Nocturna por parte del chico, la mayoría puede reconocer el humor de las palabras en retrospectiva.

Hipo: "Uh, porque estaba pensando, ya sabes, tenemos un excedente de vikingos que luchan contra dragones, pero ¿tenemos suficientes... vikingos que hacen pan, o vikingos que hacen pequeñas reparaciones domésticas...?"

Estoico lo ignora y le entrega un hacha al niño.

Estoico: "Necesitarás esto."

Hipo: "No quiero luchar contra dragones".

Estoico se ríe.

El Estoico actual no lo hace.

Estoico: "Vamos, sí que lo haces".

Hipo: "Reformula: Papá, no puedo matar dragones".

Estoico intenta animarlo.

Estoico: "¡Pero matarás dragones !"

Hipo: "No, estoy muy seguro de que no lo haré".

¿Lo había hecho Estoico? ¿Lo había empujado? ¿Lo había empujado a traicionarlo? Sintió la necesidad de gritarle a su yo pasado en la pared. ¡ Escúchalo, maldita sea!

Estoico: "Ya es hora, Hipo".

Hipo: "¡¿No me escuchas?!"

Estoico hace una mueca de dolor, al igual que, sorprendentemente, Ingrid Hofferson, que sacude la cabeza. Como si necesitara que otro padre le demostrara que estaba haciendo las cosas mal. Ahora era obvio que Estoico estaba restando importancia a las palabras de Hipo como si fueran un trozo de escombros en llamas en su capa, pero no había tenido esa sensación en ese momento. Le había estado dando a Hipo lo que quería, o eso creía, y el niño finalmente aprendería a matar dragones. Cualesquiera que fueran las protestas de Hipo, no importaban.

Había sido un idiota.

-Lo juro, ustedes dos necesitan un mediador para cada conversación... -murmura Gobber, demostrándole a Estoico que quizás todas las conversaciones que tiene con su hijo son, de hecho, así de malas.

Corre más allá de los ríos, corre más allá de toda la luz...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora