Capítulo 10: Caminando con las bestias

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La escena cambia al muelle, donde se encuentran los barcos destruidos de la expedición que regresan.

"Ay, qué espectáculo más doloroso", grita alguien.

Estoico sacude la cabeza mientras los barcos se acercan, destrozados y quemados casi por completo.

Los hombres comienzan a descargar los barcos y los berkianos acuden en su ayuda. Bocón se acerca a Estoico.

Bocón: “Bueno, confío en que al menos hayas encontrado el nido”.

Estoico: “Ni de lejos”.

Bocón: “Ah, excelente”.

Estoico: “Espero que hayas tenido un poco más de éxito que yo”.

Bocón: “Bueno, si por éxito te refieres a que tus problemas como padre se acabaron, entonces... sí”.

Estoico apretó la mandíbula. Ya ni siquiera era padre.

Mientras Estoico permanece confundido, los vikingos se acercan al jefe para expresarle su emoción.

Flema: “¡Felicitaciones, Estoico! Todos estamos muy aliviados”.

Starkard: “¡Fuera lo viejo y dentro lo nuevo, ¿no?!”

Hoark: “¡Nadie extrañará esa vieja molestia!”

Ack: “¡El pueblo está organizando una fiesta para celebrarlo!”

Nunca se había sentido tan feliz de descubrir que Hipo había desaparecido como en ese preciso momento. Estoico está infinitamente agradecido de que el niño no pueda oír esas palabras, porque sólo ahora, años después, comienza a darse cuenta de lo mucho que le habrían afectado esas cosas. Cómo le habrían afectado a cualquiera.

Estoico: “¿Se ha ido?”

¡Ja! Recuerda ese miedo, pensando que sus palabras significaban que Hipo estaba... muerto, o que había abandonado Berk. Si tan solo hubiera sabido que, solo tres años después, sería el propio Estoico quien lo expulsaría de la isla.

Bocón: “Sí... casi todas las tardes. Pero ¿quién puede culparlo? Quiero decir que la vida de una celebridad es muy dura. Apenas puede caminar por el pueblo sin que lo invadan sus nuevos fans”.

Estoico se detiene, agarra a su amigo por el hombro, completamente incrédulo. 

Estoico: “¿Hipo?”

Tan incrédulo. Se quedó allí parado, totalmente desconcertado por la idea, y mientras tanto, Hipo estaba afuera haciendo algo aún más extraordinario. Ilegal, inaudito, pero extraordinario.

Bocón: “¿Quién lo hubiera pensado, eh? Tiene ese don con las bestias”.

No hay palabras para describir con qué perfección la declaración de Bocón fluye al momento siguiente, ya que se revela que en el momento en que el Jefe y el herrero se reunieron, Hipo estaba volando.

Estoico apenas tiene tiempo de darse cuenta de que una nube acaba de pasar por encima del muro cuando una criatura negra sale disparada de detrás de ella. Es Furia Nocturna, Chimuelo, volando a plena luz del día con Hipo a sus espaldas, apenas una sombra de una figura. 

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⏰ Última actualización: Nov 17 ⏰

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