.......7

4 1 0
                                    

.........
La brisa marina acariciaba mi rostro mientras el barco navegaba hacia un nuevo destino. Pero a pesar de la belleza que me rodeaba, una sombra oscura se cernía sobre mí. A veces, los recuerdos pueden ser un peso insoportable, y yo me sentía como si estuviera cargando un océano de ellos en mi corazón.

Esa noche, mientras el resto de la tripulación celebraba, me alejé al borde de la cubierta. Las estrellas brillaban en el cielo como diamantes perdidos, pero a medida que miraba hacia el horizonte, mis pensamientos se deslizaban hacia los ecos de mi pasado.

La memoria: una carga que a menudo no elegimos llevar, pero que nos define de maneras que a veces no comprendemos. Recordé a mi madre, el calor de su abrazo y la tristeza en sus ojos cuando supo que mi vida estaría marcada por la desgracia. "Ace, siempre serás libre, incluso en el caos", me había dicho Garp que ella lo dijo. Pero, ¿qué significa ser libre cuando tu pasado está lleno de sombras?

Mientras reflexionaba sobre sus palabras, la imagen de mi madre se desvaneció, y las caras de mis hermanos se entrelazaron con la suya. Luffy y Sabo eran las luces en mi vida, pero cada vez que sonreían, también recordaba lo que podía perder. La idea de que mis decisiones pudieran arrastrarlos a la oscuridad me atormentaba.

Recorrí la cubierta con los ojos cerrados, permitiendo que los recuerdos fluyeran. El día que conocí a Luffy, su determinación inquebrantable y su deseo de convertirse en el Rey de los Piratas resonaban en mi mente. Era un fuego que ardía intensamente, y en esos momentos, me preguntaba si yo alguna vez había tenido un sueño tan puro. La vida en el mar había traído aventuras, pero también dolor.

Recordé el día en que conocí a Sabo. Dos chicos, perdidos y solos, buscando su lugar en un mundo que parecía hostil. Sus risas habían resonado en mis oídos como música, pero también había un sentido de urgencia en su voz. "Ace, debemos ser fuertes. No podemos dejar que nada nos detenga".

Esas palabras eran más que un mantra; eran una promesa. Una promesa que parecía más pesada con cada año que pasaba. A medida que las olas susurraban su canción, me preguntaba si realmente había logrado cumplirla. Había tomado decisiones que pesaban sobre mí como cadenas, cada una un recordatorio de que la libertad no siempre es sinónimo de ausencia de culpa.

Me encontraba dividido entre el amor y el miedo. Por un lado, quería ser el hermano mayor que siempre protegia a sus seres queridos, pero por otro, la sombra de mis errores siempre estaba ahí, acechando. La lucha contra la Marina no era solo una batalla física; era una guerra interna, una lucha entre lo que deseaba y lo que debía hacer.

Esa noche, mientras el cielo se llenaba de nubes, decidí escribir. La pluma se movía con fluidez, como si los pensamientos que llevaba dentro se liberaran en el papel. "La memoria es un peso", anoté. "A veces, la carga que llevamos no es solo nuestra, sino que también afecta a quienes amamos. Mis decisiones han creado caminos en sus vidas, y no siempre estoy seguro de que sean los correctos".

Las palabras fluían, y a medida que escribía, sentía que las emociones se desbordaban. La nostalgia se mezclaba con el dolor, creando un cóctel agridulce. Recordé mis encuentros con la Marina, mis peleas, las decisiones que tomé que llevaron a otros a la tristeza. Cada golpe, cada enfrentamiento, dejaba una huella indeleble.

El recuerdo más vívido fue de una batalla en particular, donde perdimos a un compañero. La pérdida pesaba sobre mi corazón como una losa, y aunque había jurado proteger a mi tripulación, había fracasado. "¿Por qué no pude salvarlo?", me preguntaba una y otra vez, un eco constante en mi mente. La culpa se arrastraba como una sombra, siempre presente, siempre hiriente.

A medida que pasaba el tiempo, comencé a darme cuenta de que los recuerdos no eran solo un peso; también podían ser una fuente de fortaleza. Las lecciones que había aprendido, las amistades que había forjado, y el amor que compartía con Luffy y Sabo eran también una parte de mí. "Si el pasado me ha enseñado algo es que la vida es efímera. Debo abrazar cada momento, cada risa, cada lágrima".

Al terminar sentí una ligera liberación. Había compartido mis pensamientos más oscuros en el papel, y aunque el peso seguía ahí, al menos había comenzado a despojarme de su carga. Miré al mar, las olas iluminadas por la luz de la luna, y entendí que, aunque el pasado siempre estaría conmigo, no tenía que dejar que definiera mi futuro.

Con la brisa suave en mi rostro, volví al centro del barco. Aunque mi corazón estaba lleno de melancolía, sabía que estaban allí, en mi vida, como un faro de esperanza. Quizás el verdadero significado de ser un pirata no solo era la libertad, sino también encontrar la fuerza para enfrentar los recuerdos que llevamos con nosotros.
..........>>>

El niño que nunca debió nacer🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora