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A medida que navegábamos por aguas desconocidas, una pregunta constante resonaba en mi mente: ¿qué significa ser un pirata? Al principio, pensé que era solo un sinónimo de libertad, de poder hacer lo que quisiera sin las cadenas de la sociedad. Pero con el tiempo, comprendí que ser un pirata era mucho más profundo. Implicaba sueños, sacrificios y, sobre todo, la responsabilidad de proteger a aquellos que consideramos familia.

El océano siempre ha sido un espejo de mis pensamientos. Las olas rugientes representaban mis ansias de libertad, mientras que las tormentas simbolizaban las luchas que debía enfrentar. En esos momentos de calma, me perdía en la inmensidad del horizonte, preguntándome qué me esperaba más allá. Cada puerto era una nueva oportunidad, una nueva aventura. Sin embargo, siempre había una sombra que me seguía: el miedo a perder a los que amaba.

En una de nuestras travesías, después de haber capturado un barco mercante, nos encontramos celebrando en la cubierta bajo un cielo estrellado. Las risas resonaban como música, y la camaradería llenaba el aire. Pero en medio de la alegría, no pude evitar pensar en aquellos que habíamos dejado atrás. "¿Realmente somos libres?", me pregunté en voz alta, rompiendo el ambiente festivo. La risa se detuvo y todos me miraron, sorprendidos por mi repentina introspección.

"¿Qué quieres decir con eso, Ace?", preguntó Marco, frunciendo el ceño. "¿No hemos luchado por nuestra libertad? ¿No estamos en el mar por nuestra propia elección?".

"Sí, lo sé", respondí, sintiendo un nudo en la garganta. "Pero cada vez que me alejo de un puerto, siento que dejo algo atrás. Las decisiones que tomamos como piratas siempre tienen un costo".

Barba Blanca se acercó y se sentó a mi lado. "Los sueños son como el viento, Ace. Pueden ser incontrolables, pero son necesarios para navegar. Lo importante es que no pierdas de vista lo que realmente valoras. La libertad tiene su precio, y a veces debemos sacrificar algo para proteger lo que amamos".

Esa noche, mientras la risa volvía a llenarse en el aire, me sentí reconfortado por sus palabras, pero la inquietud seguía latente. Mientras más navegaba, más me daba cuenta de que ser un pirata significaba no solo buscar tesoros, sino también enfrentar las consecuencias de nuestras elecciones. Cada batalla que luchamos, cada enemigo que vencimos, nos dejaba cicatrices invisibles.

Los sueños de ser un gran pirata, un hombre que dejaría su huella en el mundo, a menudo chocaban con la realidad de lo que realmente significaba vivir esa vida. La lucha constante contra la Marina, la necesidad de proteger a mis hermanos, y el miedo de perderlos pesaban sobre mis hombros.

Un día, durante un descanso en una isla tropical, decidí explorar. Mientras caminaba por la playa, recordé una conversación con Sabo sobre nuestros sueños. "Quiero ser un héroe", me había dicho. "Quiero luchar por un mundo mejor, por un lugar donde todos puedan ser libres".

En ese momento, sonreí. La sinceridad de Sabo siempre me había inspirado. Pero, por otro lado, me sentí culpable. Mis propios sueños parecían egoístas en comparación. No podía evitar pensar que, al buscar mi propia libertad, estaba poniendo en riesgo a aquellos que amaba.

Al regresar al barco, encontré a mis compañeros discutiendo sobre qué aventura deberíamos emprender a continuación. Sus risas llenaban el aire y, por un instante, sentí que todo estaba bien. Era fácil olvidarse de los peligros que acechaban en el horizonte cuando estaba con ellos.

Sin embargo, esa noche, mientras miraba las estrellas, sentí la necesidad de escribir sobre mis pensamientos. "Ser un pirata no es solo buscar libertad, es encontrar un propósito", anoté en mi diario. "Es proteger lo que más valoramos, incluso cuando eso significa arriesgar todo lo que tenemos".

A medida que el tiempo pasaba, los desafíos se multiplicaban. La Marina intensificó sus esfuerzos para capturarnos, y cada encuentro se volvía más peligroso. Sentí la presión de ser el hombre que todos esperaban que fuera, el "Fire Fist" Ace, el hermano mayor. Pero había momentos en que la duda me atrapaba, cuando me preguntaba si era realmente capaz de cumplir con esas expectativas.

En una de nuestras batallas más intensas, mientras luchábamos contra un barco de la Marina, vi a Deuce a mi lado, su determinación brillando en sus ojos. Recorría el campo de batalla con una agilidad y destreza que me llenaban de orgullo. Pero en medio del caos, vi cómo un disparo pasó rozando su brazo, y un escalofrío recorrió mi espalda. "¡Deuce!" grité, corriendo hacia él.

Afortunadamente, no había sido grave, pero el miedo que sentí me hizo darme cuenta de lo que realmente estaba en juego. "¿Por qué luchamos, Ace?", me preguntó después, con una mezcla de dolor y confusión en su voz. "¿Realmente vale la pena arriesgar todo por esta vida?"

En ese momento, no supe qué responder. La verdad era que no estaba seguro. "No lo sé, Pero sé que lo haría mil veces si significa protegerte". Y en ese instante, comprendí que mis sueños, mis sacrificios, estaban entrelazados con los de aquellos a quienes amaba. La lucha no era solo mía; era nuestra.

El costo de ser un pirata era alto, pero la recompensa de la amistad y el amor era aún mayor. Al final del día, nuestros sueños se unían en un solo propósito: crear un mundo donde todos pudiéramos ser verdaderamente libres, incluso si eso significaba enfrentarnos a las tormentas más oscuras.

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El niño que nunca debió nacer🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora