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El silencio en la habitación era profundo, una calma tensa que envolvía a Sabo y Luffy mientras revisaban las últimas páginas del diario. Habían pasado horas sumergidos en los pensamientos de Ace, y el tiempo parecía haberse detenido. Cada palabra escrita era un eco de su alma, un reflejo de sus luchas y sueños.

Sabo sintió un nudo en el estómago al leer las líneas finales. Ace había escrito sobre la incertidumbre de la vida, el temor a la pérdida, y la lucha por encontrar su lugar en el mundo. "Siempre he tenido miedo de quedarme solo," había escrito Ace, "de perder a las personas que amo. Pero en cada momento de soledad, he aprendido que el amor y la amistad son más fuertes que cualquier temor."

Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Sabo. A pesar de haber recorrido un largo camino desde la pérdida de Ace, esas palabras lo atravesaron como una flecha. Se dio cuenta de cuánto había luchado Ace con sus propios demonios, a menudo sintiéndose como un extraño en su propia vida.

"Él era más fuerte de lo que pensábamos," murmuró Sabo, su voz temblando. "Siempre trataba de protegernos, incluso de sí mismo."

Luffy, que había estado observando a Sabo, asintió con la cabeza. "Ace siempre se preocupaba por nosotros. Quería que fuéramos felices. Pero también quería encontrar su lugar en el mundo. Luchó por eso hasta el final."

Mientras revisaban el diario, las risas y los recuerdos de Ace llenaban el aire, como fantasmas que danzaban en las sombras. Había historias de travesuras en la infancia, momentos de valentía y vulnerabilidad, y sus reflexiones sobre la familia que había elegido en el camino.

"Él escribió sobre nosotros, sobre las promesas que hicimos," dijo Luffy, sus ojos brillando con determinación. "No solo somos amigos. Somos su familia. Eso nunca cambiará."

"¿Recuerdas cuando prometimos ser más fuertes juntos?" Sabo preguntó, secándose las lágrimas. "Él siempre creía en nosotros, incluso cuando no lo hacíamos nosotros mismos."

"Y ahora, debemos hacer que esas promesas se cumplan," Luffy respondió, el fuego en su corazón resurgiendo. "Ace estaría orgulloso de nosotros. Siempre nos animó a seguir adelante."

Sabo sintió una oleada de emoción al escuchar esas palabras. La conexión con Ace nunca se rompería. A través del dolor y la pérdida, había encontrado un nuevo propósito: honrar la memoria de su hermano y construir un futuro en su nombre.

Con un profundo suspiro, Sabo cerró el diario por un momento, dejando que la quietud lo envolviera. "Sabes, a veces siento que Ace está aquí con nosotros, en cada aventura, en cada risa compartida."

"Yo también," admitió Luffy. "Es como si siempre nos estuviera guiando. Y nunca dejaremos que su memoria se desvanezca."

"Debemos vivir por él," Sabo afirmó, su voz firme. "Cada día, cada momento. Aceptar los desafíos y buscar la libertad que él tanto valoraba."

Mientras Sabo y Luffy compartían esa conexión, la brisa del mar entró por la ventana, trayendo consigo la promesa de nuevas aventuras. La luz del sol se filtraba a través de las nubes, iluminando la habitación y dándoles una sensación de paz.

"Vamos a hacer que Ace esté orgulloso," dijo Luffy, levantándose y estirándose. "¡Aventuras! ¡Risas! ¡Y promesas cumplidas!"

Con ese espíritu renovado, Sabo sonrió, sintiendo que el peso del dolor se aligeraba, aunque nunca desaparecería por completo. La vida seguiría siendo un viaje lleno de altibajos, pero ahora había un propósito, una razón para levantarse cada día.

Juntos, se dirigieron hacia la cubierta del barco, listos para enfrentar el mundo que los esperaba. Ace viviría a través de sus acciones, sus sueños y, sobre todo, en el amor que compartían como hermanos.

El viento soplaba suavemente, trayendo consigo el olor salado del mar y susurros de aventuras pasadas. En la cubierta del barco, Sabo y Luffy estaban sentados en la borda, contemplando el horizonte con una mezcla de esperanza y nostalgia. En su mirada, había una búsqueda constante por los recuerdos perdidos, un deseo de comprender la historia que los unía a Ace.

"¿Qué crees que pensaría Ace si nos viera ahora?" preguntó Luffy, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos.

Sabo sonrió, aunque sus ojos reflejaban una tristeza profunda. "Probablemente se reiría de nosotros. Sabía cómo hacer que los momentos difíciles se sintieran livianos. Siempre tenía una broma lista."

Recuerdos de Ace comenzaban a aflorar en la mente de Sabo, recuerdos de risas compartidas y sueños forjados. La imagen de Ace, con su cabello al viento y su risa contagiosa, se proyectaba en su mente como una película. "Él siempre fue el que nos empujaba a seguir adelante, a no rendirnos, incluso cuando las cosas se ponían difíciles."

"Sí, y también el que se metía en problemas," agregó Luffy, riendo. "Recuerdo aquella vez que intentó desafiar a un barco de la Marina solo porque quería demostrar que era más fuerte."

Ambos compartieron una risa, un momento de alivio en medio de su melancolía. La memoria de Ace, aunque llena de tristeza, también traía consigo la alegría de los buenos momentos. Era un recordatorio de que la vida estaba hecha de altibajos, y cada uno de esos momentos contaba una historia.

Mientras la brisa marina acariciaba sus rostros, Sabo sintió un impulso de hablar. "A veces, me pregunto si podríamos haber hecho algo diferente. Si hubiéramos estado juntos, tal vez las cosas habrían sido diferentes para Ace."

"¿Y si hubiéramos hecho algo diferente?" Luffy miró a Sabo con seriedad. "¿No crees que Ace vivió su vida al máximo? A veces creo que él no se arrepentía de nada. Siempre estuvo dispuesto a enfrentar sus miedos, incluso si eso significaba perderse a sí mismo en el proceso."

"Pero... ¿y la carga que llevó?" Sabo continuó, su voz temblorosa. "¿Las decisiones difíciles que tuvo que tomar? ¿Cuánto sufrió realmente?"

"Es posible que nunca lo sepamos del todo," Luffy respondió, su tono reflexivo. "Pero lo que sí sabemos es que hizo todo lo posible por protegernos y por hacer lo correcto. Y eso es lo que importa."

Las palabras de Luffy resonaron en Sabo, llevándolo a reflexionar sobre el verdadero legado de Ace. Él había luchado no solo por su propia libertad, sino por la de aquellos que amaba. Había dejado un camino, una inspiración en sus corazones.

"¿Te acuerdas de aquella promesa que hicimos?" Sabo dijo, con una sonrisa melancólica. "La de siempre estar juntos, sin importar qué pasara."

"Claro," Luffy respondió, el brillo de determinación en sus ojos. "Y lo mantendremos, sin importar lo que pase. Aunque Ace ya no esté con nosotros, seguiremos adelante, llevándolo en nuestros corazones."

En ese momento, un destello de luz reflejado en el agua captó la atención de Sabo. "Mira," dijo, señalando hacia el mar. "Eso es... un nuevo amanecer. Un símbolo de nuevos comienzos."

Mientras el sol se elevaba, iluminando el cielo con colores vibrantes, Sabo y Luffy comprendieron que la vida seguía. Aunque Ace ya no estaba físicamente presente, su esencia vivía a través de ellos. Era un recordatorio de que, a pesar de las pérdidas y el dolor, siempre había espacio para la esperanza y el amor.

Juntos, mirarían hacia el futuro, llevando consigo las enseñanzas de Ace, un legado que seguiría brillando en sus corazones. Con cada ola que pasaba, sentían que Ace estaba allí, guiándolos, dándoles fuerza.

"Vamos, Luffy," dijo Sabo, levantándose con una nueva energía. "Tenemos que seguir adelante. Ace querría que lo hiciéramos."

"¡Sí!" Luffy gritó, lleno de entusiasmo. "¡Vamos a navegar hacia nuevas aventuras!"

Y así, con el viento a sus espaldas y los recuerdos de Ace en sus corazones, Sabo y Luffy se adentraron en el mar, listos para enfrentar lo que viniera, unidos por la memoria de un hermano que nunca olvidarían.

El niño que nunca debió nacer🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora