Capítulo 23

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Wade llamaría a la puerta de un momento a otro y yo todavía no tenía decidido que ponerme. ¿Cómo de formales son las fiestas de su madre? Porque antes, cuando todo era una falsa como que me daba más igual lo que pensase de mí. Pero ahora que las cosas han cambiado, quiero mejorar la primera impresión que tuvo. Aunque tengo claro que voy a ser yo misma.

Miré los vestidos esparcidos por mi cama. De una u otra forma tenían un toque clásico que nunca pasan de moda. Y todavía estaba observando cuando el timbre de la puerta sonó. Cogí la bata de seda y me la puse tapando el juego de lencería color champán. Bajé las escaleras rápidamente y abrí la puerta.

-Por mucho que a mí me guste - dijo mirándome de arriba abajo hambrientamente -, no creo que sea lo apropiado para una fiesta...

Ésta irresistible. La chaqueta del traje negro de tres piezas le acentúa la amplitud de los hombros en contraste con sus caderas. El chaleco también era negro junto con la corbata, haciendo que el blanco de su camisa pareciese deslumbrante.

-No sé qué ponerme - dije sonrojada mientras le dejaba pasar y cerraba la puerta -. Pero veo que es casi de etiqueta...

-¿No te lo dije?

-Obviamente no - dije mientras subía rápidamente de vuelta a mi dormitorio. Creo que tengo el vestido perfecto.

Estaba tan metida en recordar dónde coloqué el vestido que no me di cuenta del sonido de pasos siguiéndome. Entré en el vestidor de mi habitación y me puse a buscar. Cuando lo encontré no pude evitar una exclamación de alegría. Pero me quedé parada al salir y ver el cuerpo voluminoso de Wade sentado en mi cama, con la espalda en el cabecero y los vestido que antes estaban allí, apartados. ¡Y yo que pensaba que mi cama era amplia! Su cuerpo ocupaba la mitad. Impresionante. Aun que lo último que necesito es tener una imagen de él en mi cama.

-¿Qué haces? - pregunto cómo una tonta.

-Ponerme cómodo para esperarte - dijo obviamente.

Me volví para meterme otra vez en el cambiador.

-¿Dónde vas?

-¿A cambiarme?

-Hazlo aquí - demandó.

-Eh, no.

-No creo que tengas algo que no haya visto antes - rio.

Era una oferta muy tentadora, pero no es que el conjunto cubriese mucho, al contrario. El sujetador es más transparente que los normales y la parte de abajo un tanga de la misma tela. Aunque pensándolo bien, el único que puede acabar mal es él, ¿no? Va a ser él quien me vea lo más parecido a estar desnuda.

Así que sonreí mientras desataba la bata y la deje caer al suelo. Él se acomodó más en mis almohadas con una sonrisa depredadora. Eso sí, no ocultó el bulto que se empezó a formar en sus pantalones. Pero hay una cosa en que no había caído: la sensación que producía en mí saber lo que provoco en él y su mirada recorriéndome de arriba abajo. No pude evitar que mis pezones se notasen. Wade también lo notó.

Intenté concentrarme sólo en bajar la cremallera del vestido y evitar las ganas de tirarme en sus brazos y violarlo. Me puse el vestido por los pies e intenté abrochármela yo misma, pero me era imposible.

-Ven - dijo Wade con una voz tan ronca que costaba reconocerle. Fui hasta el borde la cama como en trance, sin poder apartar la mirada de sus dos pozos. - Date la vuelta.

Lo hice, y sus manos agarraron mis caderas, apretando y soltando. Aunque la tela se interponía entre mi piel y sus manos, eso no evitaba que mi piel hormiguee. De un movimiento brusco me tiró a su regazo, donde podía sentirle completamente. Pero muy completamente. Pude ver como sus ojos brillaban y sus pupilas no se distinguía del iris. Perfectos.

-Vamos a lleg... - empecé a decir, aunque por mi podríamos no ir. Pero por suerte Wade me calló con sus suaves labios. Aunque el beso no era para nada suave.

Sus labios son exigentes. Saqueadores con sabor irresistible. Yo me arrejunté más al calor de su cuerpo que traspasaba toda su ropa y agarre las solapas de su chaqueta para atraerle más. En cambio sus grandes manos se posaron en la parte baja de mi espalda, haciendo que lo sintiese mejor. Y lo que sentía debajo de mí me dejó sin aliento.

Antes de que me diese cuanta, mi espalda estaba contra las sábanas de la cama y Wade entre mis piernas, apoyándose en su codo y con la otra mano recorriendo mi cuerpo. Y en ningún momento nuestras bocas se separaron. Me estaba desesperando, porque no hacía nada para que nuestra piel estuviese en contacto directo. Así que moví mis manos por su torso y comencé a desabrochar el botón de la chaqueta, los tres del chaleco, cuando por fin sentí su mano metiéndose por el bajo del vestido. Pero al ser ceñido tampoco dejaba mucho campo de movimiento. Me estaba desesperando cuando él subió las manos a mis hombros y gracias a dios que no estaba abrochado, porque así fue más sencillo dejar el vestido arrugado en la cintura.

Pero mi suerte no duró mucho cuando su móvil empezó a sonar.

-Olvídalo - dije viendo que él se iba a retirar para contestar.

-Puede ser importante - puso como escusa y descolgó -. ¿sí? Tranquila. No... Ahora mismo - dijo contestando a quien había jodido el momento. Nada más colgar, Wade me dio un ligero beso -. Era mi madre, preocupada al no vernos allí.

<<Mejor dicho preocupada de que no le des nietos conmigo>> Pensé amargamente. Pero no me dio tiempo a contestar cuando se levantó hacia el espejo de cuerpo entero de mi cuarto para arreglarse el traje. Yo le imité, con desgana eso sí, y me coloqué el vestido. Iba a volver a intentar subirlo por mi cuenta, pero antes de poder hacerlo, las manos de Wade me tocaban la piel de la espalda mientras subía la cremallera. Algo que no ayudaba para bajarme el calentón.

-Anda, cambia la cara - dijo dándome una nalgada -, que no va a ser tan malo.

-A empezado mal una vez que tu teléfono a sonado y lo ha interrumpido todo - bufé

-Prometo compensarte - dijo acercándose por atrás y abrazándome.

-Vale, eso y apagando el móvil la próxima vez. Porque si no saldrá volando por la ventana y tú detrás - le avisé.

-La próxima vez, nada lo detendrá - dijo besándome detrás de la oreja.

Soy Tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora