Capitulo 29

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La calma que hubo ayer en casa cuando llegamos se acabó esta mañana. Nada más posar Wade la cabeza en la cama, cayó dormido al instante. Pero eso, claramente sucedió gracias a los fuertes analgésicos que le pusieron en el hospital. E ilusa de mí, pensé que las dos semanas restantes iban a ser iguales. Pero no, resulta que es un mal enfermo. No le gusta estar de reposo en la cama y cuando puede se queja de las costillas aun habiendo tomado las pastillas que le recetó el médico. Bueno y cuando descubrió que estaba en mi cama pero que yo había dormido en otra, se puso insoportable, todavía creo que está enfadado. La verdad es que la llegada de mí padre fue muy oportuna y a la mínima les deje a ambos solos; con mi padre sentado en una silla cerca de la cama y a un Wade intentando hacerse el macho diciendo que no era nada, que ya estaba bien... ¡Ja!
Yo aproveché ese escape para solucionar todo y que el papeleo del gym llegase a mi casa y así no dejar sólo al 'macho' de arriba, porque me imaginó que me iré y el empezará a ignorar todos los consejos del médico. El tiempo se me pasó volando hasta que la alarma de mi móvil empezó a sonar estridente mente. La alarma que me avisaba que es la hora de que Wade tome sus pastillas. Así que me acerque a la cocina a preparar una bandeja con un vaso de zumo, unas galletas y la pastilla.

Empecé a subir al segundo piso cuando vi que mi padre bajaba.

-Ya me voy, Alex. ¿Necesitas algo?

-No, pa. Ya he arreglado para que todo el papeleo del El Tártaro llegue aquí - le sonreí.

Entre en la habitación y vi a un Wade con las cejas fruncidas. Y aún con el torso vendado para hacer un poco de presión en las costillas, se le veía irresistible.

-¡Hora de la medicación! - dije un poco alegre. Pero no me dio ninguna respuesta - ¿Sigues enfurruñado? - le dije mientras dejaba la bandeja encima de sus muslos y me sentaba en el borde de la cama.

-Puede ser - dijo sin cambiar la expresión.

-Eso es una tontería... Imagina que te golpeo por la noche y te vuelvo a hacer daño, bebé - intenté razonar con él aunque viendo que no serviría de nada, no lo volví a intentar -. Tomate las pastillas- dije levantándome de la cama.

-No, hasta que me primeras que vas a dormir conmigo - dijo seriamente.

-No voy a dormir contigo, Wade - dije poniendo los brazos en jarras.

-Pues no las tomo - dijo cruzándose de brazos lentamente para que las costillas no le dolieran mucho.

-¡Pues no las tomes! - le dije exasperada - Pero después no te quejes del dolor.

-Ya -dijo poniendo cara de pena -, pero será por tu culpa; por no querer dormir conmigo. Así que si sufro por no tomar las malditas pastillas será por ti. Y me verás sufrir de dolor. Mucho dolor.

-Espera. ¿Estas intentando hacerme chantaje emocional?

-Puede, ¿funciona? - dijo con un brillo pícaro en los ojos.

-Mierda, sí. - dije derrotada.

-Bien - dijo con una amplia sonrisa. Una sonrisa que en estos momentos quería a la par que odiaba - esta noche dormirás conmigo... desnuda - dijo detrás de una pausa.

-¡No voy a dormir desnuda! - no porque me diese corte, que en parte sí. Sino porque si me meto con el bajo las sabanas desnuda y él sólo en un fino pantalón de deporte; será mucho más fácil que me convenza para hacer cosas que el médico no aconsejaba hasta dentro de las dos semanas.

-Había que intentarlo - río el muy estúpido y al momento su sonrisa se cambió por un gesto deformado por el dolor.

Al final del día acabe cansada. Beth y Toria habían llamado y las pise al día de todo. Pero lo peor de todo fue la llamada de Nicole, su madre. Duró como casi una hora y la mayoría del tiempo discutieron por dónde se tenía que quedar Wade. Al final la colgó. Yo pensé que se presentaría aquí y pondría el grito en el cielo, pero no; nadie más se presentó. Aunque Skull sí que llamó para pedirme mi dirección y poder pasar a saludar. Cosa que supongo que mañana agradeceré, así tendré algo de tiempo para salir a hacer la compra y no temer que se le ocurra hacer alguna estupidez.

-¿No te vas a acostar todavía?- me preguntó un Wade adormilado por los analgésicos.

-Ve durmiendo, que ahora voy -le contesté desde del baño.

-No tengo sueño - dijo mientras intentaba contener un bostezo -, todavía me quedan fuerzas para algunos jueguecitos...

-¡Wade Hant! - le recriminé mientras iba a la habitación y me paraba bajo el marco de la puerta -, ¿Quieres que me vaya a dormir a otra cama? Porque como sigas así es lo que vas a conseguir.

-Vale, vale, ya lo dejo - dijo volviendo a bostezar.

Viendo que se le estaban cerrando los ojos, me acerque a la cama y empecé a abrir mi parte de las sabanas para meterme. Y antes de que me tumbase, ya se oía su respiración regular, indicándome que estaba dormido. Por fin.

Me acosté de lado y contemplé su perfil. Sus labios se habían entreabierto y su pecho subía y bajaba. La verdad que así hasta parecía un hombre tranquilo, sosegado. Pero todo cambia cuando abre y deja ver sus dos profundos pozos con ese brillo endiablado, que tanto me gusta. Y antes de que me diese cuanta mis párpados se cerraron y caí en un profundo sueño.

Soy Tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora