CAPITULO 2

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Pov Jimin.

Sus palabras siguieron repitiéndose en mi mente mucho después de haber salido del trabajo aquel día.

Aunque la noche pasó sin que la bebé dijera ni pío, no podía quitarme de encima los sentimientos que me había provocado ese hombre.

¿De verdad era yo el torpe, o él era un capullo?

Parecía que Sunny estaba igual de cansada que yo.

Después de cenar, se quedó dormida, al igual que yo.

Por la mañana me sentía renovado, y estaba decidido a pasar un día mejor que el anterior.

Había podido terminar mi propuesta sobre las redes sociales, e iba a empezar la jornada distribuyendo proyectos antes de reunirme con Donte por la tarde.

Era un nuevo día, y estaba emocionado con mi siguiente trabajo.

Cuando llegué a mi mesa, me di cuenta de que pasaba algo malo: mi portátil no estaba.

Todo lo demás se encontraba como lo había dejado, pero en lugar del portátil de mi empresa había una tarjeta de visita blanca y sencilla de Donovan Trading and Investment.

En vez de la información del empleado, habían escrito a mano, en letra mayúscula y pulcra: «ERES MÍO».

Me quedé mirando aquellas palabras tratando de entender su significado.

Lo primero que tenía que hacer era averiguar adónde había ido a parar mi portátil.

Solía llevármelo a casa, pero en esa ocasión no era el caso, porque sabía que no iba a poder terminar nada con el día de mierda que había tenido.

Llamé a la puerta de mi jefe y él levantó la mirada.

—Buenos días —me dijo, haciéndome un ademán paraque pasara—. Un trabajo genial con esa propuesta.

Su cumplido no aplacó mis nervios en absoluto, que estaban a flor de piel.

—¿Dónde está mi ordenador?

Se quedó congelado y después se aclaró la garganta.

—Ah, sobre eso… Te han reubicado.

Me quedé perpleja.

—¿Reubicado? ¿Qué quiere decir eso? —exigí.

Él levantó las manos.

—Solo es temporal.

—¿Por qué?

Soltó un suspiro y se frotó la nuca.

Me gustaba Matt, era un buen tipo para el que trabajar, pero había algo que no cuadraba.

—Porque ayer tuviste un mal día y cabreaste a un ejecutivo, y toda la oficina se ha enterado. Ya sabes cómo son los cotilleos.

La rabia en ebullición se convirtió en una piedra en la boca de mi estómago que con cada segundo que pasaba se hacía más grande y pesada.

El muy cabrón era un ejecutivo.

Ya me lo imaginaba, por su traje caro y su mueca sexy.

Me había comportado mal, pero el tipo no tenía por qué responder como lo había hecho.

Los accidentes suceden, y él había tocado fibra sensible justo en el momento adecuado.

No me arrepentía ni nada, pero sabía que lo que estaba pasando era un castigo.

—¿Cómo es posible? ¡Trabajo en marketing!

—Es el presidente de Adquisiciones. La absorción de Worthington es lo más importante. Necesita ayuda, y ha decidido que tú serás quien ocupe ese lugar.

😳Casual Encounter👣||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora