Capítulo 12: Semana cuatro

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Inuyasha se despertó con calor. Por lo general, el calor tan temprano en la mañana lo hacía sentir mal, pero en ese momento solo lo calmaba, haciéndolo sentir perezoso. Extendió una mano, sintiendo un cuerpo cálido a su lado. Sonrió, recordando lo que Sesshomaru le había dicho, abriendo los ojos. Jadeó de miedo, alejándose del cuerpo ensangrentado de Sesshomaru. Su cuello estaba desgarrado y su rostro irreconocible. Miró sus manos, manchadas de sangre. Podía saborear la sangre en su boca, cubriéndose la boca con una mano mientras la bilis subía. Levantó la vista, viendo a Kagome sosteniendo un cuchillo manchado de sangre, un bebé llorando sostenido en sus brazos. Ella lo miró, con una sonrisa demente en su rostro.


"Es perfecto." Inuyasha miró lentamente su estómago, su carne abierta.

Él gritó.

-¡Inuyasha! -Los ojos de Inuyasha se abrieron de golpe, incorporándose de inmediato y tocándose el estómago. Estaba bien a pesar de estar un poco más hinchado, Inuyasha miró a Sesshomaru, que se sentó a su lado, con los ojos llenos de preocupación. Las lágrimas cayeron silenciosamente por el rostro de Inuyasha, Sesshomaru se estiró para agarrarlo. Inuyasha se arrojó sobre él, aferrándose a él mientras lloraba. Sesshomaru no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero lo abrazó y lo hizo callar suavemente.

Inuyasha sollozaba contra su cuello, abrazándolo con más fuerza. Estaba demasiado asustado para dejarlo ir, la pesadilla había sido demasiado real. Sesshomaru lo dejó llorar, diciéndole a la criada que entró a ordenar que fuera a buscar a Dai. Ella lo hizo, Inuyasha todavía sollozaba violentamente. Dai estaba preocupado y esta vez Sesshomaru compartió su preocupación.

-Inuyasha -llamó, pero Inuyasha ni siquiera parecía oírla. Sesshomaru lo intentó, pasándose los dedos por la mejilla.

-Inuyasha -lo llamó suavemente, Inuyasha abrió los ojos y lo miró, respirando con dificultad mientras intentaba no llorar.

-Por favor, cálmate -suplicó Sesshomaru, Inuyasha asintió con la cabeza temblorosamente. Se estremeció contra él, Sesshomaru lo abrazó con más fuerza. Le tomó un tiempo, pero dejó de llorar, cerró los ojos mientras descansaba contra él. Dai le tocó el hombro, Inuyasha abrió los ojos y la miró. Había un miedo profundo en sus ojos y eso asustó a Dai.

¿Qué pudo haberle hecho esto a una persona tan fuerte?

"¿Qué pasó?", preguntó ella, Inuyasha cerró los ojos. Dai le tocó el muslo e Inuyasha abrió los ojos.

-No cierres los ojos. Mírame y dime qué pasó -le dijo con voz suave. Inuyasha asintió. Tragó saliva varias veces y se acercó más a Sesshomaru.

"Tuve una pesadilla", le dijo y Dai asintió.

"Continúa", le instó cuando él no continuó.

-Dime de qué se trata. -Inuyasha cerró los ojos, Dai le apretó el muslo. Abrió los ojos y sorbió.

"Yo había matado a Sesshomaru." Inuyasha abrazó a Sesshomaru con más fuerza, Sesshomaru hizo lo mismo.

"Había sangre por todas partes, podía sentir el sabor de la sangre en mi boca y en mis manos. Miré hacia arriba y..."

Inuyasha se mordió el labio y se le hizo un nudo en la garganta. Dai le frotó la espalda, esperando a que continuara.

"Y Kagome estaba sosteniendo a mi bebé", jadeó Inuyasha, soltando un sollozo.

-¡Ella lo había sacado de mi cuerpo y se lo iba a llevar! -sollozó Inuyasha, llorando de nuevo. Dai se confundió por un segundo, preguntándose quién era Kagome. Pero recordó que era su difunta esposa, frunciendo el ceño. Tener sueños en los que mataba a su pareja estando embarazada era normal, pero no que su difunta esposa se llevara a su bebé.

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