Capítulo 13: Semana cinco

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Las fresas eran lo más delicioso de este planeta. Esos eran los pensamientos de Inuyasha mientras comía un tazón entero de ellas, su almuerzo se había acabado hacía tiempo. Tenía tanta hambre que comía todo lo que había allí. Las sirvientas estaban felices de que estuviera comiendo de nuevo, su estómago había crecido desde la semana pasada. Sesshomaru estaba haciendo recados, la llegada del invierno lo estaba volviendo un hombre ocupado. Inuyasha se lamió los dedos, las sirvientas trajeron otro tazón. Él negó con la cabeza.


Su hambre había desaparecido, Inuyasha ahora estaba satisfecho. Bostezó, poniéndose de pie. Salió de la cocina, siguiendo el olor de Sesshomaru. Quería estar cerca de él, Inuyasha bostezó de nuevo.

Ahora siempre estaba cansado. Dai había dicho que le había hecho una caja de parto y quería que empezara a dormir allí para que se acostumbrara. Inuyasha sabía que ella solo estaba tratando de ser amable, pero planeaba tener a su cachorro en el lugar donde fue concebido. No en una caja de parto como un perro. Estaba más cómodo en su cama con sus sábanas sedosas y pieles. Pero ahora mismo quería a Sesshomaru.

No lo admitiría en voz alta, pero estaba excitado. Lo había estado durante los últimos dos días, pero de repente Sesshomaru estaba siempre muy cansado. Cuando se aparearon por primera vez, nunca se cansaba. Inuyasha resopló y abrió el shoji, donde lo olió.

-Dije que no ahora, Jaken -dijo Sesshomaru estoicamente, Inuyasha sonriendo.

-No me había dado cuenta de que olía a sapo. -Sesshomaru levantó la vista al oír su voz, e Inuyasha cerró el shoji detrás de él. Sesshomaru suspiró, pellizcándose el puente de la nariz.

-No hueles como un sapo -le dijo Sesshomaru mientras volviera a trabajar.

Eso no era lo que él quería.

Inuyasha se quitó la faja y dejó caer la tela al suelo. Sesshomaru no levantó la vista, Inuyasha caminó hacia su escritorio. Se quitó el kimono y lo dejó caer sobre el escritorio. Sesshomaru lo miró por un segundo, Inuyasha se sentó en el borde de su escritorio desnudo.

-Si no huelo a sapo, ¿a qué huelo? -Sesshomaru parecía hipnotizado por su cuerpo, Inuyasha movió todas sus cosas del escritorio. Sesshomaru ni siquiera lo miró cuando cayó al suelo con mucho ruido, Inuyasha se sentó completamente en su escritorio, de cara a su pareja. Sesshomaru le tocó el muslo, la cabeza de Inuyasha se inclinó hacia atrás mientras pasaba la mano por su muslo. Sesshomaru besó su piel, acercándolo más con un gruñido de posesión.

-Como la fruta más dulce -se descascaró contra su carne, Inuyasha gimió cuando besó la parte inferior de su miembro duro. Lamió un rastro hasta la cabeza, envolviéndolo con sus labios. Inuyasha jadeó, empujándolo de repente con el pie. Sesshomaru estaba confundido.

-¿Por qué me has estado evitando? -preguntó Inuyasha, con los ojos entrecerrados. Sesshomaru frunció el ceño e Inuyasha le dio una palmada en la mano cuando se llevó las manos a los muslos. Sesshomaru suspiró.

-No te he estado evitando. Es que he estado muy ocupado -le dijo Sesshomaru, mientras Inuyasha cruzaba los brazos sobre el pecho. No le creyó.

-No es como si te estuviera pidiendo que me cogieras hasta que no pudiera sentir más las piernas. Sólo te pedí que lo levantaras, yo podría haber hecho el resto -le dijo Inuyasha, mientras Sesshomaru sonreía sugerentemente. Inuyasha puso los ojos en blanco y se levantó del escritorio. Cogió su kimono y se lo puso. Sesshomaru frunció el ceño con desaprobación.

-Como sea, si quieres mentirme, adelante. -Inuyasha jadeó cuando le agarraron la muñeca y su cuerpo giró. Sesshomaru lo presionó contra su pecho, Inuyasha gimió cuando metió un dedo entre sus piernas y lo introdujo en su cuerpo. Sesshomaru se quitó el kimono de los hombros e Inuyasha gimió cuando introdujo otro dedo. Estaba en el cielo, gimiendo de necesidad cuando los introdujo profundamente.

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