OneShots Higuel

Shiptober #3

Day 3: How they met?

Él.
Hiro Hamada, un joven inventor y genio de la tecnología, uno de los más espectaculares prodigios del Instituto Tecnológico de San Fransokyo con tan solo 17 años había sido el elegido para representar a su ciudad  en la Muestra Robótica de América del Norte, que en esta ocasión se celebraría en México.
El viaje no fue tan largo como el esperaba, sinceramente fue tranquilo, la verdadera aventura comenzó al bajar del avión. Mientras exploraba la ciudad, (con una impresionante arquitectura, debía admitir) se encontró con un colorido mercado lleno de música y vida. De repente, escuchó una melodía clara que provocó su atención. Siguió el sonido, ignorando por un momento a su guía que tenía órdenes de llevarlo al hotel donde se instalaría, y encontró a un joven tocando una guitarra con una habilidad impresionante.

En ningún momento se perdió alguno de los movimientos del contrario, sentía que incluso podía adivinar en qué momento el chico cambiaría de acorde, podía ver cómo manejaba el instrumento con una maestría casi innata, como si hubiera nacido pegado a ella.
-¿Que pasó güerito, le gusta lo que ve?-
Hiro salió de su ensoñación tan rápido que ni cuenta se dío que tenía la boca abierta.
-"I'm so sorry, it was not my intention to bother you, I just wanted to see"-
El otro chico solo se rió, pero para Hiro era la risa más hermosa que había escuchado
-"Do you... Speak spanish?-
-¡Ah! Yes, sorry... Sí-

El joven se presentó como Miguel Rivera, un apasionado de la música y el arte y, por lo que podía ver Hiro, algo famoso en la región. Y tal vez lo comprobaba en ese momento si su guía no se hubiera dado cuenta que se había escapado no muy lejos.
Aún así, Hiro quedó fascinado por la habilidad de Miguel y con el poco español que conocía (y mucha ayuda de su guía) logro que el chico aceptará verse con el al día siguiente, a la misma hora.

Miguel estaba intrigado por la tecnología y la innovación que podía lograr la robótica, mientras que Hiro estaba fascinado por la música y el arte que creaba el moreno.
A medida que pasaban más tiempo juntos, Hiro y Miguel se dieron cuenta de que compartían una conexión especial. Ambos habían perdido a alguien importante en sus vidas y habían encontrado consuelo en sus pasiones.

Hiro había perdido a su hermano Tadashi en un trágico accidente, mientras que Miguel había perdido a su abuelo y su familia había prohibido la música en su casa. Aún así, entre ellos habían encontrado cierto consuelo.

Para Miguel era increíble la vida de Hiro. Aún con todo lo que había pasado el seguía adelante. Poco después se descubrió a el mismo viendo con dedicación las manos del otro mientras insertaba las piezas en algún artilugio, o ese pequeño gesto  que hacía sacando la lengua cuando se encontraba muy concentrado en algo. Incluso su manía de hacer bolita las hojas de su libreta, aunque estuvieran limpias, solo por estrés.
Sin darse cuenta Miguel empezó a tomarle cariño a cada berrinche que hacía el mayor cuando algo no salía como el quería.

Hiro con solo 17 años ya iba a la universidad como todo un pródigio, y el apenas con 15 panzaba* Cálculo diferencial.

Fue la semana más desesperante de su vida, y no por sus calificaciones o porque su hermanita Coco haya roto las partituras para su taller de música, sino por tener que esperar a que dieran las 2:10 para poder salir corriendo de la secundaria e ir a la plaza para encontrarse con Hiro esperándolo a un lado de la fuente de nuevo.

Pasada esa semana Hiro regreso a San Fransokyo con una medalla de tercer lugar en la Muestra Robótica de América del Norte.
Pero fue más triste irse mientras venía a Miguel decirle adiós a unos metros de la aduana.

Panzaba: del verbo Panzazo, conjugado en: pasar de Panzazo. Sacar la nota mínima aceptable para pasar una materia.