Shiptober #4

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Day 4: Confesion

Un grito lo saco del sueño tan agusto que estaba teniendo.
-¡Que carajos es eso!- escucho mientras veía como su hermano pequeño, Hiro, se levantaba de su cama de un brinco, haciendo que mochi el gato también cayera mientras se escuchaba un pitido ya muy conocido.

-Hola yo soy Baymax, tu asistente médico personal -para ese momento Tadashi también estaba levantado acariciando al pobre gato- recibí una alerta cuando dijiste: Aaay-

-Tranquilo Baymax, no fuimos nosotros, fue en la calle... ¿Tía Cass?- mencionó Tadashi que por el ruido de afuera de le había hecho difícil escuchar al robot, pero que por el protocolo ya sabía a qué se refería. La sorpresa fue ver a su tía entrar corriendo al cuarto, seguida de su esposo Alistar.

-¡Hiro!- grito la mujer llegando a la ventana donde se encontraba el mencionado- ¿Ya viste? ¡Es una serenata!-

Su pequeño hermano se encontraba completamente quieto viendo a la ventana, por un momento pensó en qué se encontraba horrorizado, pero después pudo notar el sonrojo que tenía el menor en toda la cara
- Tía ¿Qué hago?- pregunto el menor viendo a su tía, que lo tenía abrazado mientras daba grititos.

-¿Cómo que qué? Prende la luz y cuando acabe la canción da las gracias- declaró Alistar- Así se acepta una serenata.

-¡Una serenata!- tomo a Hiro de los hombros- ¡Se está declarando!- para este momento Cass era la más emocionada.

Se acercó lo suficiente para ver a Miguel Rivera, un chico de intercambio en el Instituto Artístico de San Fransokyo que Honey Lemmon le había presentado porque como él, el mexicano también era un pródigio pero en la música.

Lo había visto rondar la cafetería un par de veces esperando a que Hiro terminara su turno en la cafetería y acapararlo unas horas, pera luego llevarlo hasta la puerta de su casa de nuevo. Era lo mínimo que podía hacer, había dicho Tadashi y seguía seguro de eso.

"¿Qué voy a hacer, si de veras te quiero?
Ya te adoré y olvidarte no puedo

Dicen que pa' conseguirte
Necesito una fortuna
Que debo bajar del cielo
Las estrellas y la luna"

Junto a Miguel, su copia malvada, Marco, se encontraba también cantando y apoyando la tonada con otra guitarra, seguido de un grupo de mariachis uniformados.

Yo no bajaré la luna
Ni las estrellas tampoco
Aunque no tenga fortuna
Me querrás, poquito a poco

La sonrisa de Hiro se enganchaba cada vez más al mismo tiempo en su tía le pedía que ya prendiera la luz del cuarto para que el joven pretendiente notará que aceptaba.
-Ni se te ocurra Hiro ¡No lo hagas!- le grito
-No, "ahorita" no- decía Hiro quedito.
-¡No! Ni "ahorita" ni nunca-

Dicen que hay muchas mujeres
Y que sobra quien me quiera
Pero a mí ni una me importa
Solo pienso en ti, moreno

Ya, esto era suficiente para su instinto de hermano mayor, tomo su chamarra y bajo las escaleras con Alistar detrás de él.
-Tadashi ¿A dónde vas?- grito Cass pero ya no obtuvo respuesta.

-¿Que estás haciendo chico?- Alistar ya se encontraba justo enfrente de él.
- Lo voy a correr de aquí, que se vaya con su escándalo a otra parte- grito por el ruido de la música

Mi corazón te ha escogido
Y llorar no quiero verlo
El pobre mucho ha sufrido
Ahora tienes que quererlo

-No creo que te haga caso-
-Pues va a tener que hacerlo- abrió la puerta justo en el último verso de la canción.

¿Qué voy a hacer, si de veras te quiero?
Ya te adoré y olvidarte no puedo

-Buenas noches- dijo Miguel después de que la música acabará de manera abrupta tratando de recuperar el aire para no escucharse tan bofado.
-Buenas noches Miguel, mira, no se cómo sean las cosas en tú... Pueblo, pero aquí la gente civilizada no hace un escándalo en medio de la noche y a mitad de la calle. Voy a pedirte amablemente que te vayas-

-¡Tadashi Hamada entra a la casa ahora!- la voz de Cass salía de la ventana mientras la luz del cuarto se encendía.
Lo que parecía para Tadashi una sonrisa malévola se formó en la cara de Miguel quien con un aire triunfante regreso a abajo de la ventana de Hiro.

-¿Entonces que chinito? ¿Aceptas?-

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