Estar vivo es la mayor forma de fragilidad que existe, es un estado que puede cambiar en tan solo un segundo. Hay tantas maneras en las que la vida se nos puede apagar en cuestión de meses, semanas, horas, y hasta minutos. Desde un accidente, una desafortunada tragedia, alguien puede arrebatárnosla, un diagnóstico médico puede cambiarlo todo, e incluso hay quienes optan por tomar la desafortunada decisión de ya no estar. Sea cuál sea la forma en la que nos vamos de este plano terrenal, cuando ya no estamos, queda el vacío para aquellos quienes nos tienen en su corazón, y que darían lo que fuera por nunca perdernos.
Y es que la muerte es lo único definitivo que existe en el mundo, una vez nos morimos no hay vuelta atrás, todo llega a su fin, convirtiéndonos en un simple recuerdo de lo que alguna vez fuimos.
Néstor pensó que luego de que su esposa falleciera, jamás tendría que enfrentar nuevamente ese miedo de perder a la persona amada, por lo menos no de una manera tan cruel y dolorosa. Y por supuesto que temía perder a su padre, a su hermana o hasta sus sobrinos, pero era distinto. Se les llora a los familiares directos de forma diferente, los sufres claro, pero la vida te prepara para esas pérdidas que llegan naturalmente con los años. Sin embargo, cuando te enamoras, no piensas en la posibilidad de perder a esa persona, porque en el corazón solo te cabe la alegría de tenerle a tu lado, y la idea de perderle, parece improbable. Por desgracia con su difunta mujer comprobó que no existía tal improbabilidad, que la vida es tan solo un suspiro que en cualquier momento puede terminar, así no estemos preparados para ello. Luego conoció y se enamoró de Patricia Segura, y en poco tiempo la mujer se convirtió en alguien demasiado importante para él, provocando que todos esos miedos regresaran, y se despertara todos los días con la preocupación de perderla. La sola idea lo volvía loco y le quitaba el sueño en las noches, obligándolo a pasar cada segundo que tenía libre, y hasta aquellos en los que debería estar trabajando, pensando en qué podía hacer para salvarle la vida. Ideando planes de tratamiento, ajustando la dosis de su fármaco, viendo opciones de cirugías, buscando alternativas nuevas y hasta investigando sobre tratamientos experimentales. Todo por ella, para salvarla; y por sí mismo, para no morir de dolor si ella lo dejaba.
>>> Los días posteriores a la primera sesión del nuevo ciclo de quimioterapia de Patricia, fueron los peores y los más difíciles. Su cuerpo apenas se estaba adaptando a este nuevo fármaco, que era, como había explicado Néstor, mucho más fuerte que el anterior. Ella pensó estar preparada para lo que se venía, pues él le había detallado cada efecto secundario que podría enfrentar, sin embargo, lo que vino fue más intenso de lo que imaginó.
El cansancio fue lo primero, y lo más fuerte, su cuerpo se sentía pesado, como si hubiese aumentado cientos de kilos de la noche a la mañana, haciendo que cada movimiento, por pequeño que fuese, se sintiera cien veces más difícil de realizar que de costumbre. Dormir no servía de mucho para aliviar dicho agotamiento, tenía sueño todo el tiempo, pero por más que dormía, pareciera que no descansaba en lo absoluto, pues al despertar, solo quería seguir durmiendo, si era posible, infinitamente. Pararse de la cama se había vuelto una tortura, pero Néstor, que estaba con ella cada momento que su exigente profesión le permitía, la obligaba a hacerlo para que ejercitara un poco sus músculos y el aire fresco la golpeara en el rostro, que desde el día de la quimio lucía cansado, con grandes ojeras que adornaban sus ojos.
—No quiero, Néstor, por favor no me obligues. —ella lloriqueó esa tarde cuando él quiso sacarla de la cama para que bajara a comer algo ligero que le había preparado, pensando que sería mejor que lo comiese afuera en la terraza o en cualquier parte que fuese lejos de su habitación donde había permanecido casi todo el tiempo en los últimos días.
—Patricia, te va a hacer bien bajar un rato, coger un poco de aire, comer en otro lugar que no sea en esta cama. —la sostuvo por los brazos, tirando de ella con toda la delicadeza de la que era capaz, animándola a levantarse, aunque no estaba sirviendo de mucho. —Por favor. Vamos, tienes que poner de tu parte.
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Entre el debate y el deseo
FanfictionPatricia Segura es una política firme, decidida y honesta con sus ideales, una mujer divertida y llena de vida, pero su mundo se desmorona cuando recibe un diagnóstico devastador: cáncer. Nestor Moa es su oncólogo, un hombre brillante y dedicado, pe...