Capítulo 10: La Reaparición de la Diosa Inútil - ¿Oportunidad Divina?

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Ah, las diosas. Te encuentras en medio de una lucha épica, tal vez frente a una manada de lobos rabiosos o, más probablemente, intentando abrir una lata de lo que sea que los campesinos te vendieron como "carne seca". Y de repente, el aire alrededor de ti cambia. Se siente más cálido, más suave, como si alguien hubiera puesto una vela aromática celestial en medio de tu aventura. Lo sabes. Lo sientes. Ella ha vuelto.

Esa diosa ligera de ropa, la misma que tuvo la brillante idea de mandarte a este mundo sin instrucciones claras ni mapa, ha decidido hacer una reaparición. Ya sea que te transporte al limbo, aparezca ante ti en pleno campo de batalla (lo que, seamos sinceros, puede distraer a tus enemigos... y a ti), o te hable telepáticamente con su dulce voz que suena como un orgasmo angelical, te espera una interacción divina.

Si has jugado bien tus cartas hasta este punto, es decir, no la has llamado "inútil" en voz alta demasiadas veces, puede que estés a punto de recibir un regalo. Y no estamos hablando de una patada en el trasero, sino de un poder mágico que podría ser útil para, no sé, tal vez no morir tan rápido la próxima vez.


Paso 1: El Entramado del Limbo Erótico

Como decíamos, la situación más clásica y, de lejos, la más incómodamente divertida es cuando de repente te ves teletransportado otra vez al limbo, esa especie de sala de espera celestial que parece diseñada por el decorador más lascivo del universo. Columnas de mármol blanco, cortinas de seda que flotan sin razón, y ahí está ella, la diosa que no podría ser más estereotípica si lo intentara.

Aparece en su pose divina (y sensualmente exagerada). La diosa, por supuesto, no está vestida para la guerra ni para nada remotamente práctico. No, ella aparece envuelta en lo que podríamos llamar "lencería celestial" o, siendo honestos, un trapo dorado estratégicamente colocado. Porque claro, ser diosa no implica vestirse como la gente normal.

Tienes que hablarle... pero sin caer en la trampa. ¿Cómo se conversa con una diosa semidesnuda que tiene el poder de mandarte a un volcán si la haces enojar? Exacto, con mucho cuidado. Un comentario mal hecho y podrías acabar en el nivel más difícil de este mundo, rodeado de dragones en celo. Un comentario demasiado atrevido y tal vez te otorgue una habilidad, pero te teletransporte desnudo a la plaza central del próximo poblado. Así que el truco está en coquetear un poquito, pero sin pasarte.


Paso 2: Los Regalos Divinos (y lo que sea que te quiera dar)

A este punto, ya has aprendido a caminar por la cuerda floja de elogiarla sin sonar demasiado desesperado y de no mirarla fijamente en sus... atributos divinos. Es hora de que la diosa haga lo que mejor sabe hacer (aparte de hacerte sufrir): entregarte un regalo. Pero cuidado, porque lo que ella considera "útil" puede variar mucho dependiendo de su humor.

Si está contenta contigo: Lo lograste. De alguna manera, has conseguido caerle en gracia. Tal vez tu sufrimiento le resulta entretenido, o tal vez le gustó cómo la llamaste "majestuosa". En este caso, ella podría ofrecerte algo realmente valioso. Una espada mágica que incendia a tus enemigos con solo tocarlos, un hechizo curativo que te salva en el último momento o una habilidad de invocación para que puedas pedir ayuda cuando las cosas se pongan difíciles. Pero no te emociones demasiado, no querrás que piense que te has vuelto codicioso.


Paso 3: Forjando una Relación — ¡Porque Tal Vez, Solo Tal Vez, Podrías Tener Algo con Ella!

Este es un punto crucial. Las diosas no son solo fuentes de poder, sino que también pueden convertirse en valiosas aliadas... o más que aliadas, si juegas bien tus cartas. Aunque parezca improbable, ya hemos visto cómo los héroes de otros mundos terminan en situaciones bastante íntimas con figuras divinas. Si te has mantenido lo suficientemente encantador (y no demasiado baboso), puede que estés forjando una relación especial.

Sé constante, pero no necesitado: A las diosas les gusta el misterio, ¿no? No te muestres demasiado desesperado por sus bendiciones, pero tampoco ignores sus encantos. Si logras mantener un equilibrio, podrías despertar su curiosidad. Y créeme, cuando una diosa tiene curiosidad por ti, estás en el camino correcto.

El futuro es brillante: Si las cosas van bien, y sigues forjando una relación sólida, podrías terminar con más que un poder divino. Imagina una diosa en tu harem... no solo aportaría habilidades sobrehumanas, sino que también podría hacer que tu vida fuera mucho más emocionante. ¿Y qué mejor manera de enfrentar los desafíos de este mundo que con una diosa a tu lado (y en tus sueños)?


Conclusión: La Diosa y Tú — Juega Bien tus Cartas y Obtendrás Más que Solo Poderes

Cada vez que te encuentres con tu diosa ligera de ropa, recuerda que esta no es solo una oportunidad para obtener habilidades o poderes. Es el comienzo de una relación cósmica que podría traerte ventajas incalculables, desde magia increíble hasta... bueno, una compañía divina. Mantén el encanto, juega bien tus cartas y, quién sabe, tal vez al final consigas lo que todo héroe de otro mundo sueña: una diosa en su harem.

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