Capítulo 5: Tu primer enemigo: Un goblin, un lobo... ¿algo que se arrastra?

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Lo inevitable ha llegado, querido invocado. Apenas llevas un par de horas en este nuevo mundo, tal vez ya has dado unas vueltas por el campo o has hecho la épica hazaña de intentar encender una fogata mágica (y fallar miserablemente), pero... ahora te toca enfrentarte a tu primer enemigo.

¿Es emocionante? Bueno, depende. Para ti, puede que sea tan emocionante como darte cuenta de que el bicho que te mira no es precisamente un conejito esponjoso. Así que, antes de que te pongas a pensar en heroicidades al estilo de los grandes guerreros, detente un segundo y piensa con claridad: ¡no estás listo para esto! En serio, no lo estás.


Escenario: El Primer Encuentro Mortal (Para Ti)

Ahí estás tú, caminando tranquilamente, admirando lo verde y frondoso de tu entorno cuando, de la nada, una rama cruje. Te giras lentamente, y ahí está: tu primer enemigo. ¿Un goblin verde, asqueroso y babeante? ¿Un lobo gigante con dientes afilados que brilla bajo la luz de la luna? ¿O tal vez una criatura pequeña y aterradora, con la habilidad mágica de destruir tu autoestima?

No importa lo que sea, porque te lo diré desde ya: NO ESTÁS PREPARADO.

Primera regla de oro: no subestimes a tu enemigo, por insignificante que parezca. Ese goblin que parece más un bicho que alguien podría pisar sin querer... bueno, él sabe pelear y tú apenas sabes diferenciar la espada del mango. Y ni hablar de los lobos. Si ves uno, mejor corre, amigo. Si lo escuchas aullar, corre más rápido. Si lo ves sonreír... reza.


Estrategia N.º 1: Esconderse

La naturaleza te ha dado dos maravillosos regalos: árboles y arbustos. No los subestimes. Si ves que la criatura que se aproxima tiene más dientes de los que puedes contar, lánzate a un arbusto. Sí, puede que no sea el lugar más digno, pero ser héroe no es cuestión de dignidad, sino de sobrevivir.

Los héroes más legendarios empiezan de esta forma, escondidos detrás de una piedra o dentro de un agujero. Bueno, puede que eso lo hayas visto solo en las comedias, pero es igual de válido. Y si te sientes tonto escondido entre las hojas, recuerda: es mejor parecer ridículo que morir como un idiota.


Estrategia N.º 2: Huir

La opción más sabia y, sinceramente, la que mejor te va a funcionar es la huida épica. Y cuando digo épica, me refiero a correr como si fueras un personaje de dibujos animados con el culo en llamas. No pienses en elegancia, ni en velocidad, solo corre.

Ah, y no mires atrás. Ese es el clásico error de los principiantes. Miras atrás, tropezas con una raíz, caes, y de repente te encuentras cara a cara con los dientes afilados del lobo o el puño del goblin. Así que no, no intentes ser valiente. Corre como si tu vida dependiera de ello... porque, de hecho, tu vida depende de ello.

Si corres lo suficientemente rápido y tienes suerte, puede que el enemigo se canse de ti. Tal vez prefiera perseguir una ardilla o algo menos molesto que un humano gritando y corriendo como loco. En resumen: huye siempre que puedas. No hay vergüenza en ello.


El lado positivo

Pero, ¡oye! No todo es tan malo. Sobrevivir a tu primer encuentro es un logro. Tal vez no salgas como un héroe, tal vez termines cubierto de barro, hojas y con la dignidad en el suelo, pero saliste con vida, y eso es lo importante. Además, cada enemigo te hace más fuerte... o eso es lo que se supone que pasa en las historias. Si no mueres, aprendes. Y si no aprendes, bueno, al menos tienes una buena historia que contar en la taberna cuando logres llegar a una.

Y quién sabe, puede que después de algunos encuentros más empieces a mejorar. Eventualmente, podrás enfrentarte a esos goblins cara a cara sin que tu primer impulso sea lanzarte a un arbusto. Y cuando eso pase, amigo mío, será el inicio de tu verdadera aventura heroica.


Conclusión: Aprende a Abrazar el Miedo

En resumen: si no puedes vencerlo, huye. Y si no puedes huir, ocúltate. Al principio, sobrevivir no se trata de ser un héroe elegante o letal. Se trata de ser el tipo que vive para ver otro día, aunque te veas ridículo en el proceso.

Así que, no te preocupes, el miedo es tu mejor aliado por ahora. Y si logras escapar de tu primer enemigo, celébralo. Luego ya vendrán más, peores, y con más dientes.

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