Muy bien, ya has pasado por la tragicomedia de la diosa ligera de ropa, has sobrevivido al viaje interdimensional (siempre un plus), has aterrizado en tu nuevo y emocionante destino, y has sobrevivido a tu primera noche. Y aquí estás, listo para explorar tus flamantes habilidades mágicas o darte cuenta de que básicamente te han dejado tirado sin nada útil. Lo primero que tienes que hacer en este punto, y probablemente lo más importante, es revisar si tienes alguna habilidad especial.
Ahora, dependiendo de cuántos cumplidos le echaste a la diosa (o lo hábil que fuiste evitándola cuando empezó a parlotear sobre el "destino"), tus habilidades pueden ir desde algo glorioso hasta... bueno, algo completamente inútil. Pero tranquilo, hay maneras de manejar esto. ¡Solo que algunas son más humillantes que otras!
Primera pregunta existencial: ¿puedes ver tus estadísticas?
¡Sí! Es lo primero que deberías probar. Ya sabes, como en esos videojuegos donde puedes abrir un menú y ver tu nivel, atributos y demás. Aquí, en tu nueva vida de invocado, podrías tener la capacidad de hacerlo también.
Inténtalo: "Menú."
... Nada.
"Estadísticas."
... Silencio.
Bueno, parece que no siempre funciona. Quizás tienes que hacerlo con más convicción. ¡Vamos! Haz lo que harías si nadie te estuviera mirando: gesticula exageradamente, grita con confianza y mueve tus manos en un gesto místico, como si fueras un maestro ninja invocando el poder de los elementos. Con suerte, aparecerá una pantalla flotante frente a ti, mostrándote tus maravillosos (o patéticos) atributos.
Si no aparece nada... bueno, entonces parece que eres más del tipo "protagonista sin menú". Ya sabes, el tipo que tiene que aprenderlo todo a las malas. No hay una interfaz cómoda para ti, colega. Lo siento, esto va a doler.
¿Qué pasa con las habilidades?
Vale, si has tenido suerte y la diosa no estaba en su "momento inútil" del día, puede que te haya otorgado alguna habilidad especial. Ojo, habilidad especial puede ser algo increíble, como lanzar bolas de fuego con solo pensarlo o tener la capacidad de invocar un dragón. Pero siendo realistas, si estás leyendo esto, lo más probable es que te haya dado algo... un poco menos impresionante.
Tal vez te otorgaron la capacidad de hablar con los animales... pero solo con los de granja. Perfecto, podrás tener conversaciones profundas con cabras y gallinas, mientras los demás héroes controlan los elementos o dominan espadas mágicas. No subestimes el poder de los pollos parlantes, pero tampoco te hagas demasiadas ilusiones.
Otra opción es que te haya dado algún tipo de resistencia mística. ¿Resistencia a qué? A las picaduras de mosquitos, por ejemplo. ¡Genial! Nunca más tendrás que preocuparte por las picaduras cuando acampes en los bosques mágicos. Claro, estarás expuesto a dragones, goblins y zombies, pero los mosquitos te respetarán.
Si te ha tocado algo útil, como invocar magia, entonces adelante, empieza a practicar. Aunque, te recomiendo hacerlo lejos de todo lo que te importe. Las primeras veces suelen ser... explosivas. Literalmente. No sería la primera vez que alguien quema su única muda de ropa intentando encender una triste fogata mágica.
Prueba y error: la clave del éxito
Si no puedes ver tus estadísticas ni tienes habilidades claras, la única manera de descubrir tu potencial es a la antigua usanza: a base de prueba y error. Sal al mundo y empieza a experimentar. Intenta invocar algo, salta, corre, grita. Puede que tengas una habilidad oculta, pero puede que te tomen por loco en el proceso.
Prueba de fuego: ve a un árbol y golpéalo con todas tus fuerzas. Si lo derribas de un solo golpe, enhorabuena, eres increíblemente fuerte. Si te quedas con la mano temblando y el árbol ni se inmuta, entonces está claro que tu poder físico no es nada del otro mundo. Consejo rápido: no lo intentes con la cabeza. Muchos lo han hecho. Pocos lo cuentan.
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Guía de Supervivencia para Invocados
FantasyBienvenido a esta Guía para Sobrevivir en Caso de ser Invocado a Otro Mundo, un compendio de sabiduría útil (y no tan útil) para aquellos que han tenido la suerte, o mejor dicho, la desdicha, de convertirse en el héroe involuntario de algún lugar ll...