Capítulo 9: Tu Primer Poblado - ¡Comercia, Conoce y Recluta!

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Después de días de sobrevivir en la naturaleza, con tu choza tambaleante y un baño que probablemente ya necesite una mejora, algo empieza a cambiar en el aire. Tus sentidos, afilados tras tanta huida desesperada, captan algo nuevo: el sonido lejano de campanas, el aroma de comida cocinándose, y por fin... ¡civilización!

Eso es, tu primer poblado. No importa si son humanos, elfos o esos hombres-bestia que siempre aparecen en situaciones inesperadas. Lo importante es que aquí puedes comerciar, conocer gente interesante, y con un poco de suerte, reclutar algún miembro para tu futuro harem (porque seamos sinceros, ¿qué otro objetivo tiene todo héroe invocado a un mundo alternativo?).


Paso 1: La llegada triunfal (o no tan triunfal)

La primera impresión es importante, ¿verdad? Pues en este caso, olvídate de las impresiones triunfales. Llegas sudado, probablemente cubierto de polvo y barro, y con un arma tan improvisada que parece una rama que agarraste por error cuando te caíste. Sin embargo, ¡este es tu momento de brillar!

No llegues corriendo como un loco. Aunque la tentación de lanzarte hacia el poblado gritando "¡Comida! ¡Por fin, comida!" es fuerte, intenta mantener un aire de dignidad. No quieres que los aldeanos te tomen por otro loco errante o, peor aún, un bandido desesperado.

Saludo apropiado. Dependiendo de la raza que encuentres, las costumbres pueden variar, pero no está de más intentar parecer amigable. Una sonrisa y un "Hola, viajeros" debería bastar. Si te encuentras con elfos, inclina un poco la cabeza, aunque probablemente te mirarán de arriba abajo como si fueras un escarabajo en sus sandalias de cuero élfico.

Primera parada: La taberna. No hay lugar mejor para integrarse en la sociedad que una buena taberna. Aquí, además de comer y beber, puedes escuchar rumores, conocer a otros aventureros y, con un poco de suerte, encontrar un nuevo miembro que tal vez se una a tu equipo. Ya sabes, por los beneficios estratégicos, claro.


Paso 2: Comercio, trueque y ese brillo dorado que te falta

Por fin, un lugar donde puedes deshacerte de esas toneladas de cosas inútiles que has recogido en tu aventura. (¿De verdad necesitas todas esas hierbas misteriosas que probablemente te envenenarían en vez de curarte?).

Identifica al comerciante. Siempre hay un tipo (o tipa) que parece tenerlo todo bajo control, con una sonrisa pícara y precios cuestionables. Este es tu nuevo mejor amigo... o enemigo, dependiendo de cómo negocies.

Intercambia con cuidado. Como nuevo en el mundo del trueque, puedes estar tentado a intercambiar todo lo que tienes por una espada brillante que parece sacada de una leyenda. ¡Error! Lo más probable es que esa espada sea de baja calidad o esté maldita. Así que, mantén los ojos abiertos y empieza por lo básico: comida, agua, y quizás una manta decente.

Hazte amigo del herrero. Nunca subestimes a un buen herrero. Si logras caerle bien, puede que incluso te fabrique un arma decente. Pero ojo, no le lleves 100 piedras diciendo que necesitas un hacha, porque lo único que te dará será un portazo en la cara.


Paso 3: La gente del poblado (y la posibilidad de reclutar a alguien)

Ahora que encontrado la taberna y has llenado tu estómago con algo que no sea raíces o hierbas misteriosas, es hora de socializar. Este mundo nuevo está lleno de personajes intrigantes, muchos de los cuales podrían ser futuros aliados... o, en el mejor de los casos, miembros de tu soñado harem.


El grupo de aventureros experimentados: Siempre hay un grupo de tipos duros en la esquina de la taberna, mirándote como si fueras un novato (porque lo eres). Estos son los que deberías observar en silencio, ya que podrías aprender un par de trucos sobre cómo no morir en tu próxima aventura. ¿Hablar con ellos? No todavía. No hasta que no tengas al menos una espada decente y una cicatriz que presumir.


La camarera despampanante: Es inevitable. Siempre hay una camarera guapa en la taberna, iluminando el lugar con su sonrisa y, probablemente, un escote que haría que cualquier guerrero olvidara su misión. Pero detrás de esa mirada seductora y esos movimientos gráciles puede haber una historia misteriosa que contar. Charla con ella. Nunca sabes si te revelará información clave o, con un poco de suerte, se unirá a tu equipo para "asistirte" en tus futuras batallas... y en otros asuntos.


El tipo raro en el rincón oscuro: Por muy cliché que suene, hay un hombre con capucha sentado solo en un rincón oscuro. ¿Quién es? Nadie lo sabe. Pero si te acercas con el enfoque adecuado, podría ofrecerte información secreta, un objeto mágico, o simplemente una advertencia sobre lo que te espera más adelante. Eso sí, no bebas lo que te ofrezca.


Paso 4: Reclutando para el harem... digo, equipo

Sabemos que lo esperabas. Todo héroe de otro mundo tiene un harem. Es una ley no escrita en las novelas de isekai. Pero antes de soñar con un equipo compuesto por una maga explosiva, una guerrera musculosa y una sacerdotisa curvilínea, hay que tomarlo con calma.

Sé amable, pero no baboso. El encanto es clave, pero no vayas lanzando piropos del estilo "¿Te has caído del cielo?". En este mundo, las chicas suelen ser guerreras, y podrían lanzarte una daga antes de siquiera considerarte digno de su atención.

Invita con una propuesta de valor. Si logras conseguir que alguien se una a tu equipo, no lo hagas sonar como si fuera solo una cuestión de "reclutamiento". Ofrece una aventura épica, riqueza, y un lugar seguro donde puedan desarrollarse como personajes... no como objetos de colección.


Conclusión: Tu primer poblado, tu primer paso hacia el harem

El primer poblado es donde la acción social comienza. Aquí puedes hacer contactos, intercambiar bienes, y, con un poco de suerte, empezar a formar un equipo que te ayude a sobrevivir las locuras que este mundo tiene preparadas. Recuerda: un poblado es mucho más que un lugar para descansar. ¡Es una fuente inagotable de posibilidades!

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