Capítulo 10

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Los ojos de Jack no se fueron de mi mente en todo el fin de semana, incluso cuando estuve haciendo tarea en casa de Emily. Fue imposible ocultar que mi mente se encontraba en otro lugar y, por una vez en la vida, odié que ella me conociera tan bien.

—Amy —repitió, mientras resolvíamos una pregunta de química.

—¿Sí? —respondí un tanto cansada de su insistencia.

—¿Estás enamorada?

Esa pregunta no era común para mí. Lo había sentido, una vez, en el último año de secundaria y como era de esperarse me ilusioné. Un error tan común que lo pagué con noches de insomnio y gastando lágrimas en alguien que no valía la pena. Después de mi primer corazón roto, prometí no caer en el amor de nuevo; promesa que parecía romperse por culpa de Jack.

—No sé de qué hablas —dije.

—Oh, vamos. Esa mirada perdida y tu mala concentración ya la he visto antes. ¡Hay alguien! —gritó emocionada.

—¿Mala concentración?

—Estás haciendo la tarea de química en el libro de historia.

Mentía. Lo pude jurar, sin embargo, no lo hice. Revisé la portada del libro y quise golpearme la cabeza varias veces contra la mesa al ver que era cierto. ¿Qué pasaba conmigo?

—Me dirás de quién, o tendré que hacer mis propias conclusiones.

—No estoy enamorada, Emily.

—Es de... —Puso su dedo índice en la barbilla, la pose que siempre hace cuando está pensado. Perdía su tiempo—. ¿Patrick? —Hizo mueca de asco—. ¿Adam? El de las pecas, obvio. ¿Joseph? ¿Robert? ¿Evan? No, espera, ¡ya sé! —Volvió a gritar y movió sus manos con frenesí—. ¿Jack?

¿Por qué su nombre tenía que salir? Era suficiente verlo todos los días en la escuela, no era necesario escuchar su nombre más veces de lo normal. Menos si lo mencionaba mi mejor amiga.

—¿Jack? ¿En serio?

—Bueno, ya. Cornwall queda descartado. Aunque estoy segura que es uno de los que mencioné.

—Sí, sí. —Abrí mi libro, ahora sí, de química—. Primero terminemos esto y luego haces tus investigaciones.

—Ten por seguro que lo haré —guiñó su ojo derecho y sonrió con complicidad.

🎭

Era lunes y me encontraba en la clase más aburrida de todas. Traté de prestar atención, pero me distraía.

La compañera que estaba a lado mío ni siquiera miraba la pizarra, su atención se encontró por completo en el celular; el compañero de enfrente dibujaba algo de su serie de anime favorita, según lo que él me contó unas semanas atrás; y Jack, atrás de mí lanzando bolitas de papel.

Escuché cómo arrancaba las hojas de su cuaderno, las cortaba en tiras con los dedos y las hacía bola. Se notaba que no tenía algo mejor que hacer y el nulo interés en la escuela. Conté hasta cincuenta para no quejarme con el profesor.

—Amy —susurró Jack de pronto. No respondí—. Amy —repitió de la misma manera.

—¿Qué? —respondí en voz baja, mientras me deslizaba en el respaldo del pupitre para escucharlo mejor.

—Me prestas un lápiz.

Puse los ojos en blanco. ¿En serio preguntaba eso? La clase ya casi terminaba, ¡y él me pedía un lápiz! No había escuchado algo parecido en toda mi vida.

—Lo estoy usando.

—No mientas. —Señaló mi mano—. No has escrito nada.

—Pero...

—¿Algo que quieran compartir con la clase, McKay y Cornwall? —interrumpió el maestro.

—Nada, profesor.

—Su conversación parece muy entretenida —continuó él como si yo nunca hubiera hablado. Me molesté—. ¿Por qué no lo comparten con el resto de la clase?

—El señor Cornwall me preguntó si le pasaba su lápiz —dije, fingiendo tranquilidad—. Es todo.

—Es cierto —confirmó Jack.

—Muy bien —comentó el maestro con duda—. Continuemos con la clase.

—Gracias —susurró Jack.

No le contesté para que pareciera que toda mi atención se encontraba en la clase y que el maestro dejara de vernos.

Entonces, recordé los ojos de Jack una vez más y sentí mis mejillas tornarse de un rojo intenso. Imploraba que nadie se diera cuenta de ello. Pero, ¿por qué me ruborizaba? ¿Por qué me pareció lo más hermoso que vi en mi vida? En ese momento, volví a desear que Jack se fuera. Porque solo así ambos seríamos felices.

Algo me decía que estaba equivocada, que echaría de menos cada uno de los momentos —horribles, aseguraba otra— que pasamos juntos. Aunque mi imaginación trabajó más rápido y me mostró lo feliz que podía llegar a ser.

Y yo le creí.

Maravillosa sonrisa (EDDE#1) (Nueva versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora