CAPÍTULO 10. Una serie de malentendidos

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< ¡Oye! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! >

< No están robando nada, déjalos >

Un dúo de guardias de seguridad está reprendiendo a un par de niños que estaban haciendo travesuras en el supermercado...

Los guardias eran hombre y mujer, la mujer estaba molesta, mientras el hombre estaba aguantándose la risa.

21 añitos nomás tienen...

21 añitos nomás tienen...

Kazuya y Kuri, se toparon en el supermercado y empezaron a conversar, hasta que vieron un grupo de muñecos muy peculiares.

Era ni más ni menos que el clásico muñeco de internet, el pollo que hace bulla cuando es aplastado, ese que algunos usan para parodiar alguna que otra música, había un enorme grupo de estos, así que Kazuya simplemente los agarró a todos con fuerza y...

Bueno, todo el supermercado los escuchó.

"Que tipos más inmduros"

Era el murmurar más común que se escuchaba, principalmente por parte de la mayoría de las mujeres.

Los hombres, salvo por pequeñas excepciones, estaban muertos de la risa.

< Kazu-kun... >

Un murmuro salió de la voz de una de las chicas de la multitud.

Un cabello amarillo caía hasta su cuello.

Mami-chan no le habría reconocido antes, bueno si lo hizo, pero al ver la apariencia del chico, (no solo estaba calvo, sino que además parecía mendigo, pues tenía la camisa arrancada, y estaba extremadamente flaco), pero esta vez estaba convencida, ese sujeto era Kazuya.

No solamente estaba junto a uno de sus amigos de toda la vida, sino que era el mismo inmaduro de siempre.

O quizás más inmaduro de lo que había sido nunca.

Si, más Kazuya que el mismo Kazuya.

...

Luego de separarse de Kuri, Kazuya caminó un rato tranquilo por el parque.

El viento soplaba en una brisa lo suficientemente fuerte como para refrescar a cualquiera, incluso como para curar una migraña temporalmente, si, había un nivel de paz en ese parque sin igual.

Aquella paz era algo que por primera vez Kazuya apreciaba en su totalidad:

Fuese su antiguo yo, se habría centrado en ver a las mujeres con prominentes y voluptuosos cuerpos que abundaban allí, de hecho, su yo actual también disfrutaba de esta vista, pero no de misma manera.

Con miradas de reojo, disfrutaba de la sutileza de ver sin ser detectado.

Incluso se tomaba el lujo de disfrutar más del viento que de la vista de las mujeres.

O al menos eso pasaría, hasta que vio a lo lejos a una chica haciendo contacto visual con él.

Un cierto nerviosismo llegó a su corazón, que empezó a latir de maneras violentas en cuestión de segundos, pero hizo lo posible para no dejarse llevar.

Mentalmente, decidió alentarse, y prepararse para dar un paso hacia adelante.

Vio la oportunidad, y la usaría.

(Vamos Kinoshita Kazuya, tu puedes)

Devolviéndole el contacto visual, Kazuya evitó que su nerviosismo se notara, al menos lo suficiente.

Kanojo; Okarishimasu - Consiguiendo dignidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora