CAPÍTULO 8. Amigos

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< ¿Culos o tetas? >

< ¿Eh? >

Pongámonos en perspectiva.

Eres Kibe.

Hace un mes, aparece un estudiante nuevo en la Universidad, un chico calvo con un muy mal aspecto, este chico, repleto de ojeras, con una especie de aura oscura a su alrededor, una mirada muerta en sus ojos, principalmente cuando te mira a ti...

De repente te abraza por detrás y te hace esta pregunta.

Para ser justos, todo era un malentendido. Simplemente era Kazuya, quien no había sido reconocido por su más que evidente cambio de aspecto al raparse.

En cuanto a la mirada muerta en sus ojos, se debía al auto-desprecio por el que pasó luego de los eventos de la piscina, su mirada al encontrarse con la de Kibe reflejaba una aterradora tristeza cuando en cambio notaba que este no le hablaba, ignorando el hecho de que no lo había reconocido. Kazuya creyó en su momento que Kibe lo ignoraba adrede, hasta que se enteró por parte de Mizuhara y Yaemori que nadie lo reconoce.

Esa tristeza, la vio Kibe una sola vez...

Y la noche anterior a ese encuentro visual entre los mejores amigos se había quedado hasta la medianoche viendo una maratón de películas de terror con una chica.

El recuerdo aterrador de este "misterioso individuo" estaba aún más que vivo en su memoria.

< Responde rápido, no tengo mucho tiempo >

Kibe miró de reojo, y vio una navaja suiza bastante afilada en la mano de Kazuya.

(¡¿Me va a matar?!)

Kibe empezó a temblar erráticamente.

< T-te-tetas >

Su voz se debilitó en un susurro.

< ¿Qué cosa? No te oigo >

< ¡Tetas! ¡Me gustan las tetas! >

Todo el mundo, en la salida de la Universidad, voltearon a ver a Kibe.

< Oye, tampoco era para que grites ¡todos nos están mirando! >

Kazuya agarró fuertemente a su amigo de los hombros. Kibe se sonrrojó bastante por la vergüenza al ver la expresión de asco de las personas, especialmente las chicas.

< ¿Eh? >

Luego de ver a todos lados, se fijó en la cara de la persona a la que le tenía miedo.

Le resultó...

Extrañamente familiar.

< Oye Kibe... vámonos de aquí >

Kazuya caminó con las manos en los bolsillos de su chompa negra, a lo que Kibe lentamente lo siguió, sin entender nada.

< Yo te conozco... ¿Pero de dónde? >

Sus susurros se iban desvaneciendo conforme se aseguraba de desaparecer del foco de atención, hasta que se chocó accidentalmente con un pequeño grupo de chicos de primer semestre.

< Nosotros también preferimos las tetas >

Le afirmaron en aprobación, y siguieron con su camino.

...

...

...

(¡QUÉ VERGÜENZA!)

Exclamó mentalmente

Ambos hombres se alejaron bastante de la facultad, llegando a una cafetería cercana.

Kanojo; Okarishimasu - Consiguiendo dignidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora