𝑇ℎ𝑒 𝑊𝑜𝑙𝑓 𝑎𝑛𝑑 𝑡ℎ𝑒 𝑚𝑒𝑟𝑚𝑎𝑖𝑑 || 𝐺𝑂𝑇||ʀᴏʙʙ x ᴍᴀʀʏ

˚˖𓍢ִִ˚🍁ֶָ֢ ⋅𝓒𝓱𝓪𝓹𝓽𝓮𝓻 𝓘𝓥

Catelyn había estado ocupada todo el día así que no habló con Robb. Y cuando cayó la noche Catelyn miró a Greywind caminando completamente solo cuando solía caminar con Robb. Catelyn se acercó a Lord Bolton quien en cuanto la miró acercarse alzó una ceja.

—Mi lady, ¿qué puedo hacer por usted tan tarde?
—Mi hijo, ¿lo ha visto?
—En la tarde, salió con su guardia real y con la chica que atiende a los heridos. 
—¿Con Mary? — preguntó ella alzando una ceja.
—Si, ella. Volvieron hace un rato, pero después no los ví de nuevo.

Catelyn asintió un poco quedándose callada. La pelirroja caminó a la tienda donde Robb suele hablar estrategias con su consejo. La pelirroja abre las cortinas de la tienda así notando que no había nadie adentro, ella solo suspiró un poquito, estaba muy paranoica, así que solo salió de aquella carpa para ir a la suya confiando en que su hijo solo se había ido descansar.

Mientras tanto, en la tienda de Robb. El joven lobo acariciaba el lacio cabello marrón de Mary quien tenía su cabeza recostada en su pecho. Robb hacía tanto tiempo que no se sentía tan relajado como en esos momentos que había compartido con Mary desde la mañana que ambos salieron por la leche de amapola.

Mary alzó su rostro para ver a Robb, él se veía tan pensativo mirando el techo de la carpa con sus pensamientos sumergidos en todo, de nuevo. Mary se incorpora un poco apoyando su codo en la almohada.

—¿En que piensas? — preguntó Mary pasando sus dedos por una de la mejilla de Robb haciéndolo sonreír.
—En mi amigo Theon. — contestó con la voz un poco más grave de lo normal. —No sé si el hijo bastardo de Lord Bolton lo ha capturado.
—Si es tu amigo ¿por qué lo deberían capturar?
—Me traicionó, traicionó a mi familia, a mi casa, la que una vez fué su casa y su familia.
—¿Lo perdonarías?
—No lo sé, como Rey no puedo darme ese lujo.
—Pero, ¿Y Robb?
—Él sí, lo perdonaría sin que le dijera palabra alguna.

Mary suspiró un poco dejando un beso en el pecho de Robb de manera dulce así sintiendo bajos sus labios como los músculos de Robb se relajaban poco a poco. Robb sonrió y dejó un beso en la cabeza de Mary.

—Pronto nos moveremos de nuevo, vendrás, ¿cierto?
—¿Quieres que vaya?
Robb sonrió ampliamente mirando a Mary y luego asiente levemente dejando un beso en los labios de Mary. La castaña soltó una risita al sentir los labios de Robb contra los suyos pero sonrió correspondiendo el beso de Robb.

—Claro que quiero que vayas. — dijo Robb después de separarse del beso.
—Entonces iré. Además, aún no terminas de enseñarme a montar caballos.

Robb asintió mirando a Mary. Robb abrazó a Mary acercándola más a él, Mary se acurrucó contra el cuerpo se Robb disfrutando el calor del abrazo y del cuerpo de Robb.

La noche pasó con tranquilidad, solo se escuchaban las hojas de los árboles moverse gracias al viento. Los grillos tocaban su canción de cada noche. En la carpa de Robb se escuchaban las reparaciones lentas del Rey y la jóven sirena que dormían pacíficamente abrazados. En el campamento se escuchaban los pasos de los soldados que hacían guardias. La luna alumbraba el bosque alejando la oscuridad y sus peligros de ellos.

Las horas pasaron hasta que el sol salió. Un rayo de sol entró a la tienda de Robb dandole un poco en el rostro a Mary. Mary se incorporó un poco mirando a Robb dormido, ella sonríe al verlo tan pacífico. La jóven sonríe dejando un beso en la frente de Robb para luego ella levantarse a vestirse pues si alguien llega a verla ahí con él se va a meter en problemas con Catelyn y a Mary le daba miedo, le recordaba a la esposa de su padre.

Mary salió de la tienda de Robb, algunos soldados saludaron a Mary quien les regresó el saludo de manera amable. Mary, cómo todas las mañanas fue a revisar a los heridos de las celdas, algunos ya estaban mejor así que ya podían regresar a sus labores, otros todavía les faltaba un poco para recuperarse. Mary llegó a las celdas hasta que vio una vacía.